R.I.P. Charles Hey Maestre
Recien fallece el licenciado Charles Hey Maestre, uno de los abogados más reconocidos en Puerto Rico por una vida dedicada a la lucha por los derechos civiles y al acceso a la justicia, particularmente en cuanto se relaciona a la prestación de asistencia legal a los pobres, los perseguidos y otras víctimas de derechos civiles.
Charles es de extracto humilde, graduado de la escuela pública Agustín Stahl en Bayamón, Puerto Rico (1973). Luego consiguió entrada en la Universidad de Princeton en New Jersey (B.A. Economía Política) , del Ivy League, para proceder a graduarse como abogado del New York University School of Law en 1980.
Al graduarse de derecho, la Corporación de Servicios Legales en Washington D.C. lo seleccionó para ser un Reginaldo Heber Smith Community Law Fellow. El Reggie es una subvención competitiva que se presta por dos años para colocar a un recién graduado de escuela de derecho en un empleo relacionados con servicios legales para los pobres en alguna jurisdicción de Estados Unidos. Charles sirvió sus dos años (1980-83) en Servicios Legales de Puerto Rico.
De 1983-1989, Charles fungió como abogado y luego administrador del legendario Instituto Puertorriqueños de Derechos Civiles. El Instituto es sucesor del Puerto Rican Legal Project del National Lawyers Guild que vino a Puerto Rico en los años 70 para atender asuntos jurídicos relacionados con los temas de Vieques, Cerro Maravilla y el servicio militar.
En el 1983, ese proyecto del NLG evoluciona para convertirse en el Instituto de Derechos Civiles, y el Instituto a su vez se convierte en la cuna de toda una camada de destacados abogad@s de derechos civiles que se distinguirán por dedicarle el resto de su vida a la justicia social. Entre los que me vienen a la mente se encuentran l@s compañer@s Judith Berkan, Abby Lugo, Peter Berkowitz, Rina Biaggi, Nora Vargas, Esther Vicente, Marilucy González, Jessica Rodríguez y Janice Gutiérrez, entre otros.
Durante su época en el Instituto, Charles participó en innumerables casos de derechos civiles, entre los que se destacan el caso de las carpetas, la acción judicial denunciado por inconstitucional la persecución que el gobierno mantenía contra los miembros del movimiento independentista.
De 1989-2006, Hey incursó en la práctica privada dedicada a casos de derechos civiles con el Bufete De Jesús, Hey y Vargas, postulando en coordinación o como parte del equipo de trabajo con otros notables abogados derechos civiles. Durante este periodo participó en importanes casos de derechos civiles, tal como Lipsett v. University of Puerto Rico, 864 F.2d 881 (1st Cir. 1988) (hostigamiento sexual en la UPR), Sánchez de León v. Srio. de Justicia, 157 D.P.R. 360 (2002) (discrimen por orientación sexual) y Otero‐Burgos v. Inter American University, 558 F.3d 1 (1st Cir. 2009) (defendiendo la independencia de cátedra).
De 1996 al 2006, La Corporación de Servicios Legales de Puerto Rico, popularmente conocida como el 'bufete de los pobres' lo selección como su director ejecutivo. Durante este periodo Servicios Legales fue el principal proveedor de representación, asesoramiento y educación legal en asuntos civiles para cerca de 1.8 millones de personas pobres, o más del 45% de la población de Puerto Rico. Durante ese periodo, Servicios Legales tenía alrededor de 17 oficina de servicio directo a través de la isla prestando representación a los indigentes en casos de violencia doméstica, consumidores, educación especial, y asistencia a trabajadores migrantes, entre otros.
El Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico (CAAPR), a iniciativa de su presidente, el Lcdo. Alejandro Torres Rivera, celebró un acto de recordación en que participaron representantes de casi todas las instituciones de derecho y pobreza y derechos civiles del país. El acto se caracterizó por el desfile de personas y guardia de honor de diferentes entidades presenta para rendirles homenajes, panegíricos y oraciones al licenciado. Una de las primeras presentaciones fue por voz de la Lcda. Judith Berkhan, su amiga del alma desde sus primeros días en Puerto Rico.
Además, las siguientes organizaciones le rindieron guardia de honor mientras uno de sus representantes exponía su palabras de recordación: (1) el CAAPR, presentación del Lcdo. Alejandro Torres Rivera, presidente del Colegio; (2) Corporación de Servicios Legales, presentación de Lcda. Josefina Pantojas; (3) la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana, presentación por su decano Julio Fontanet Maldonado; (4) el Partido Independentista de Puerto Rico, presentación del representante por acumulación Dennis Márquez; (4) Bufete De Jesús, Hey y Vargas, presentación de su socia Lcda. Alina de Jesús; (5) Facultad de Derecho de la UPR, presentación por su decana Vivian Neptune Rivera; y (6) Fundación de Acceso a la Justicia, por voz de Lcdo. Enrique Colón. Entre otros, rindieron homenaje el Lcdo. José Otero, la Lcda. Marilú Jiménez, el Lcdo. Rafael Rodríguez, y el Lcdo. Roberto Reggie.
De particular impresión fue la Guardia de Honor prestada por 6 de los 9 jueces del Tribunal Supremo de Puerto Rico. Habló la juez presidente Maite Oronoz Rodríguez, y estuvo acompañada de los jueces asociados, Anabelle Rodríguez Rodríguez, Mildred Pabón Charneco, Erick Kholtoff Caraballo, Luis Estrella Martínez, y Ángel Colón Pérez. También de la rama judicial estuvieron presentes el Director de la Administración de Tribunales, el Juez Sigfrido Steidel Figueroa, y la juez del Tribunal de Apelaciones, Hon. Gina Méndez Miró, que promulgó unas palabras en honor a su amigo de juventud. Del CAAPR, estuvieron presentes sus pasados presidentes Jaime Ruberte Santiago, Ana Irma Rivera Lassens, Harry Anduze, Julio Fontanet; al igual que hizo acto de presencia el pasado Secretario de Justicia, Cesar Miranda.
Por último, conmovieron mucho las palabras de su hija Ana, a nombre de la familia, acompañada de sus dos hermanos menores, Rebecca y Santiago (para nosotros el era sencillamente Papi.). El acto final fue un abrazo entre hijos, esposa, Linda, y su madre.
La vida de Charles se caracterizó por su largo compromiso con el acceso a la justicia de los más necesitados y sus batallas por los derechos civiles de las víctimas del estado. Desde el momento de su graduación de escuela de derecho, hasta el momento de su muerte, dedicó cada instante de su vida profesional, sin paréntesis, a una lucha sin tregua por los valores que mayor y mejor honran esta profesión. Según Charlie, la pobreza no es culpa de los pobres; es culpa de un sistema de poder que perpetua las inequidades entre las personas; y la justicia existe para remediar los efectos lastimosos de dicha inequidad. Uno de los dichos del licenciado era: si quieres paz, lucha por la justicia.
Es de notar, que el Lcdo. Hey ejerció su vocación humanista desde diferentes perchas, todas marcadas por su infecciosa sonrisa e incólumes convicciones. Desde el Instituto que abrió la brecha en la defensa de derechos civiles en la isla, desde la dirección del bufete para los pobres más grande de Puerto Rico, desde una práctica privada vehementemente entregada a la lucha social, y hasta su último esfuerzo para fomentar el acceso a la justicia en Puerto Rico. De su generación, tenemos un centenar de abogados que comparten su misma dedicación por la justicia social, pero pocos que lo hayan hecho desde tantas aristas del campo jurídico como Hey.
La presencia de tantas personas de tantos diferentes gremios jurídicos nos lleva a reflexionar sobre una de las características más asombrosas del Lcdo. Hey: su capacidad de convocar. Una sociedad democrática no se sostiene exclusivamente a base de las leyes y la constitución, que como plantas sin agua se pueden en la práctica secar. Para vivir en una nación democrática se requiere de una comunidad de creyentes que rieguen el huerto de la justicia: una comunidad que comprenda, profese y practique los valores que realizan al ser humano en la plenitud del amor. La transición de Charles Hey Mastre permitió congregar en un mismo espacio a una misma hora a toda una comunidad de justicia que Charlie había ayudado a aglutinar mediante una vida dedicada al derecho de los pobres y la justicia social. La presencia de las tres escuelas de derecho, del Colegio, de las diferentes clínicas e entidades de la sociedad civil, la majestuosidad de los jueces del Tribunal Supremo y el cúmulo de las expresiones de recordación, provocó un momento deslumbrante de luz, en que la esperanza se sobrepuso a todos sus enemigos. Son pocas las ocasiones en que los que nos une prevalece sobre nuestras diferencias, en que nos podemos fundir. Charlie logró provocar otra de ellas. De seguro, él nos pediría que las continuásemos. Como mucha veces me decía, hay que sumar, no restar.
Para terminar, me gustaría citar palabras de su hija Ana, que nos recitó una oración irlandesa que a su padre le gustaba elevar:
May the road rise to meet you,
May the wind be always at your back.
May the sun shine warm upon your face,
The rains fall soft upon your fields.
And until we meet again,
May God hold you in the palm of his hand.
Amén.
*El autor es abogado y profesor de Derecho. Tomado de 80 Grados.