Responsabilidad radial
Tanto en los momentos en que conduzco mi vehículo como cuando me llevo la radio portátil para mis actividades cardiovasculares semanales, mi opción es escuchar radio AM. Hago esto muy a pesar de mis detractoras, que prefieren FM cada vez que compartimos el vehículo. Mi testarudez de escuchar AM persiste tambien frente a algunos colegas que consideran que la programación radial existente ya es causa perdida debido al faranduleo y ensimismamiento de algunas personalidades radiales.
Pero a pesar de la infatuación mediática que ha afectado a docentes universitarios, licenciados, ministros, e incluso al buen periodismo, entiendo todavía que ocasionalmente se asoman algunos suspiros de sensatez en la frecuencia AM. Mi señalamiento en defensa de algunos programas es que 'es de lo mejor que hay', algo que pensándolo bien, es un poco patético. Así las cosas, y tomando en consideración a quienes intentan mejorar la calidad de lo que recibimos a través de las ondas radiales, me he mantenido optimista.
Sin embargo, en mayo, mes de la radio, dos instancias fugaces me provocaron un deseo de claudicar en mi optimismo. Primero, el 10 de mayo de 2016, fue el caso de una periodista de Radio Isla 1320 que entrevistó al Lic. Mario Moczó con respecto a la vistas contra el Sr. Luis Rivera Seijo relacionadas al llamado 'Caso Lorenzo'. Al culminar la entrevista con Moczó, la periodista y conductora del programa vespertino dijo: 'ahí estaba el negrito hablando conmigo'. La otrora buena entrevista quedó entonces opacada por la falta de prudencia.
Uno entonces se hace las siguientes preguntas. Alguien ha escuchado que al terminar entrevistas radiales con la licenciada Mayra López Mulero o al licenciado Antonio Sagardía, algún periodista diga que estaban hablando con la blaquita o el blaquito? Qué es lo que hace que la descripción racial sea invocada en un caso y no en otros? Cuáles son las razones histórico-culturales detrás de tal práctica de marcación racial? El antropólogo Michel-Rolph Trouillot señaló en una ocasión que la 'humanidad no marcada es blanca', implicando así los prejuicios que, como en este caso, se esconden en nuestras lecturas corporales cotidianas.
La segunda instancia fue cuando el 16 de mayo de 2016 un locutor de WKAQ580 se refirió al Senador Bernie Sanders como el 'viejito socialista demócrata'. Como en el ejemplo anterior, invertir la situación nuevamente con preguntas funciona para identificar áreas de marcación de diferencias sociales.
Acaso se han referido a la licenciada Hillary Rodham Clinton como la 'viejita imperialista' o al empresario Donald Trump como el 'viejito capitalista'? Después de todo, estas dos personas también han pasado los 65 años de edad y la diferencia entre todas las personalidades en la contienda presidencial es de unos cinco o seis años. Qué constituye ser viejo y por qué el ‘chiqueteo' selectivo? También podemos preguntarnos, por qué se singulariza una ideología política económica y no la otra? Por qué muchos dicen, por ejemplo, la República socialista de Cuba, pero pocos dicen la República capitalista estadounidense? Qué implicaciones tiene, para los medios de comunicación supuestamente imparciales, que se cualifique aquello que no es conocido (lo 'otro') en contraposición con la aceptación tácita de lo normativo?
Habiendo pasado ya el mes de la radio, quizás resulta pertinente que las personalidades activas en este medio de comunicación reflexionen sobre su responsabilidad social y moral. Los dos ejemplos seleccionados son solamente una muestra de decenas de comentarios que pasan con ficha en las diversas emisoras (AM o FM) y ciertamente también en otros medios de comunicación. No hay consecuencia alguna para quienes, sin tener la capacidad de identificar lenguajes discriminatorios y parcializados, incurren en el mismo públicamente.
Independientemente de cuán efímeras y casuales puedan ser, expresiones como las aquí señaladas esconden los prejuicios latentes en la sociedad que habitamos. Se manifiestan en el ‘chiquiteo' discriminatorio, que en estas dos instancias es por raza y por edad, pero que en otras ocasiones podrá ser de género, clase, u origen nacional. Quiénes están mejor posicionados para combatir esto que quienes tienen el privilegio de sentarse detrás de un micrófono todos los días? A quién le corresponde monitorear estos comportamientos y denunciarlo públicamente? Espero que esta alerta sirva de introspección autocrítica para derrotar los prejuicios nuestros de cada día.
*El autor es Catedrático del Departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. Tomado de 80 Grados.