La disyuntiva política ante la crisis y la austeridad neoliberal
Ante la crisis y las políticas de austeridad neoliberales, se va perfilando cada vez más claramente una disyuntiva política de carácter estrategico. Por un lado, se puede seguir insistiendo en darle la vuelta a la noria de la 'política del estatus', carente de toda propuesta y contenido social; a seguir convocando a las mismos de siempre a lo mismo de siempre: 'Frentes Amplios' Pro Asamblea Constituyente de Status; o, por el otro, se puede apostar a convocar a otras caras de otros sectores articulando una política democrática de lo común centrada en la oposición al neoliberalismo y a sus políticas de austeridad. Y en políticas que propendan al bienestar común y propuestas que amplíen y profundicen la democracia. La convocatoria para un Frente Amplio Pro Asamblea Constitucional de Estatus provee el contexto para lo que aquí discuto. Sobre la cuestión del 'estatus' político de Puerto Rico he escrito en Nación Postmortem (Ediciones Callejón, 2002) y en mi libro más reciente Polemicas (Ediciones Callejón, 2014). Los que quieran, están invitados a leer mis argumentos en esos libros. Aquí solo me remito a la disyuntiva política estrategica que plantea la crisis y a las alternativas políticas ante ella. Se trata de cómo y para que articular la política y lo político. Quien piense que el llamado a un 'Frente Amplio Pro Asamblea Constitucional de Estatus' (propuesto por miembros del Partido Popular Democrático y por personas del llamado 'melonismo' vinculadas a este partido) es la estrategia política adecuada para enfrentar esta crisis, pues adelante. Pienso que es más de lo mismo, por los mismos y que es manifestación de una política fracasada y carente de políticas económicas y sociales alternas ante la crisis.
A mi entender, la alternativa más efectiva para enfrentar la crisis sería la posibilidad de articular una política democrática de lo común en contra de la austeridad neoliberal. Más aun, postulo que en el contexto actual y dada la correlación de fuerzas políticas y sociales del momento, un momento caracterizado por una hegemonía aplastante del neoliberalismo y en ausencia de un movimiento democrático y antineoliberal de masas, cualquier alternativa de estatus (independencia, estadidad, libre asociación) implica una salida neoliberal a la crisis, es decir, más neoliberalismo. Cuál sería el contenido social de la independencia, la estadidad o la libre asociación si se resolviera el estatus mañana o en un futuro previsible bajo la hegemonía del neoliberalismo y en ausencia de un movimiento amplio democrático y antineoliberal? Cuáles serían las relaciones sociales de poder? Cuál sería la relación con el capitalismo financiero y el neoliberalismo imperante? Si mañana se diera una asamblea constituyente de estatus qué sectores y qué políticas prevalecerían en ella? Los mismos sectores que hoy son la clase política y las mismas políticas de austeridad que hoy se nos imponen.
No hay una posibilidad de salida al neoliberalismo sin un movimiento amplio y democrático a favor de una política de lo común. No es que la cuestión del status carezca de importancia, es que la política que entiende el estatus como el alpha y omega de todos los asuntos es un hoyo negro que se traga cualquier otra discusión política sobre la crisis y las alternativas democráticas al neoliberalismo. El 'estatus' es la lengua del sentido común de la cultura política tradicional puertorriqueña y su efecto ha sido achatar y empobrecer el imaginario político, sobre todo, alterno. La lógica del estatus asume como dado que la preferencia que se tenga sobre uno u otro estatus determina las posiciones político-ideológicas en el imaginario político de 'izquierda' a 'derecha', fosilizando así la discusión política del país e invisibilizando cualquier imaginario político alterno que pretenda situarse fuera de esa jaula discursiva. Vale señalar que, 'el problema del estatus' no es lo mismo que 'la condición colonial' y sus efectos políticos, sociales y económicos en la crisis. La condición colonial desborda la llamada cuestión del estatus. La 'política del estatus' reduce la cuestión colonial, es decir, un complejo dispositivo de relaciones de poder y dominación, a un asunto formal jurídico. Cómo articular el problema de la condición colonial y su vínculo con la crisis sin caer en la trampa de la política del status me parece un reto importante de la coyuntura actual. Para ello, hace falta un nuevo lenguaje político cuya gramática no esté centrada en el estatus.
Insistir en priorizar en el asunto del estatus en estos momentos bloquea iniciativas, como son la propuesta de Democracia Ciudadana y otras que se han ido articulando en días recientes, que van en la dirección de convocar a un diálogo y una agenda común en torno a una salida antineoliberal y democrática a la crisis. Esto último es lo que me parece prioritario y necesario en este momento. Hay que destacar que incluso el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) ha reconocido que en el corto y mediano plazo se puede y se debe atender la crisis aún sin resolver la cuestión del status. Señala el PIP, que es posible 'recaudar lo suficiente para atender las necesidades apremiantes del país; y… generar recursos adicionales suficientes para poner en marcha –dentro de los límites de la colonia– un programa de estímulo económico y de creación de empleos que asegure el crecimiento económico'. Para ello, proponen que las compañías manufactureras foráneas, y las megatiendas (también mayormente foráneas) 'contribuyan de manera justa y proporcional a los ingresos del erario', específicamente pagando un impuesto de 10% sobre sus ganancias. (