Los GMO, el glifosato y la marcha contra Monsanto
En febrero del 2014, publique una columna en 80grados sobre los alimentos modificados geneticamente. En ese artículo explique que son los alimentos obtenidos a traves de organismos modificados geneticamente (conocidos tambien por sus siglas en ingles como los GMO), el proceso de aprobación a traves de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA), los vínculos de la empresa Monsanto con el gobierno y sus agencias a traves del 'Revolving Door', las dos tecnicas principales de la biotecnología en la producción de las semillas alteradas y los efectos a la salud y a la agricultura sustentado por diversos estudios científicos. En esta columna quiero retomar el tema para añadir otros aspectos a la discusión y ampliar algunos de los ya presentados. Debido a que este tema es uno controvertible, me gustaría, en esta ocasión, centrarme en los puntos que, en mi opinión, tienen que ser aceptados y reconocidos por la mayoría de las personas, aún por aquellas que favorecen los alimentos transgenicos. Quiero discutir con profundidad el proceso a traves del cual la Administración de Drogas y Alimentos aprobó los GMO, quien es Monsanto y cuál es su historial, si existe o no existe consenso científico sobre la seguridad de estos alimentos, que dice y cuáles son las implicaciones del reciente informe de la Organización Mundial de la Salud sobre el glifosato (ingrediente principal del herbicida Round Up) y cuál es la situación de las compañías de biotecnología en Puerto Rico. Entiendo que de esta forma, podemos aunar esfuerzos para detener los productos, acciones e intereses que van a favor del beneficio económico, pero en detrimento de la salud. A continuación presento importantes aspectos sobre este sensitivo tema con dimensiones y consecuencias políticas, económicas y de salud pública.
Verdades sobre los GMO, el glifosato y Monsanto
1. La aprobación de los GMO se hizo con un interés político y económico, no salubrista
Una de las verdades que deben considerar reconocer, aún los que favorecen los GMO, es que el proceso de aprobación de estos alimentos fue uno desviado de los estándares de la propia Administración de Drogas y Alimentos. La mayoría de las personas asumen que la decisión de lanzar al mercado los alimentos modificados genéticamente, autorizados por el FDA, se hizo bajo rigurosos estándares y estudios de larga duración que probaron su seguridad antes de exponer a la población a tales productos. La realidad, sin embargo, fue muy distinta a lo que muchas personas suponen. Es sorprendente e inaudito el tener que señalar que esta agencia aprobó los GMO con estudios de solo tres meses de duración, por encima incluso de las múltiples advertencias de los propios científicos del FDA. En el libro acabado de publicar, Altered Genes, Twisted Truth, su autor, el abogado Steven Druker, presenta con reveladores detalles cómo los GMO fueron aprobados en un junte entre la empresa Monsanto y el gobierno de los Estados Unidos. Todas las administraciones del gobierno estadounidense, desde Reagan hasta la última de Obama, han mantenido estrechos vínculos con la compañía Monsanto tanto para la aprobación de los GMO en sus inicios como para el desarrollo y autorización de nuevas semillas transgénicas. En esta relación de beneficios mutuos (y de nefastas consecuencias para el pueblo), Monsanto aporta el dinero y el gobierno le ofrece los puestos de dirección en las múltiples agencias (FDA, USDA, EPA, Tribunal Supremo, Congreso y otras) para que la política pública que se establezca sea a su beneficio. Es decir, en vez de ser las agencias las que establecen las regulaciones que las industrias deben seguir, son las compañías de biotecnología, particularmente Monsanto, las que dictan la política, las pautas y los estándares que las agencias van a establecer para ser cumplidas a beneficios de éstas. A través de estos acuerdos, se logra una impresión de que Monsanto y las otras industrias son 'responsablemente reguladas'.
El FDA se originó en el 1938 y desde ese año hasta el 1958 ocurrió una explosión de aditivos en los alimentos ya que la política vigente establecía que estas sustancias eran seguras hasta que se demostrara lo contrario. Fueron miles las sustancias que durante esos años se añadieron a los alimentos y se comenzaron a utilizar sin estudios sobre su seguridad. Fue por eso, que en el 1958 se cambió la política y comenzó a ser vigente el Food Additive Amedment donde se establecía la presunción de que todo aditivo era nocivo hasta que demostrara su seguridad. Sin embargo, se creó el término de Generally Recognized as Safe (GRAS) y las sustancias que fueron utilizadas antes del 1958 se ubicaron bajo esta clasificación aún sin que presentaran estudios de seguridad. Aunque los GMO se aprobaron en el 1992 y para el periodo entre el 1938 y 1958 no existían, el FDA los clasificó como GRAS, a pesar de que nunca antes se habían utilizado.
Es indispensable puntualizar en la discusión de este tema el procedimiento a través del cual se autorizaron los alimentos modificados genéticamente para entender desde los inicios cómo el lanzamiento de estos productos a la población fue con un objetivo político y económico sin probar su seguridad antes de exponer a las personas a su consumo. El proceso de aprobación de los GMO fue uno de grandes intervenciones políticas y el mismo se logró con las críticas y oposición de los propios científicos de la Administración de Drogas y Alimentos. El mismo comenzó para el 1990 cuando el FDA nombró un 'task force' para diseñar la política sobre los transgénicos. Las cartas, memos y otros documentos de varios científicos que advirtieron de las serias consecuencias al aprobar los GMO se recogen en el libro, Altered Genes, Twisted Truth.Uno de los científicos que trajo la preocupación sobre los GMO fue el Dr. Louis Pribyl, quien en uno de sus escritos señaló: 'The unintended effects cannot be writen off so easily by just implying that they too occur in traditional breeding. There is a profound difference between the types of unexpected effects from traditional breeding and genetic engineering…' (Druker, p. 135). De igual forma, el Departamento de Food Chemistry and Technology y el de Additives Evaluation Branch, enviaron varios memos advirtiendo sobre los posibles efectos en la introducción de genes a las semillas y las posibles manifestaciones no esperadas (Ibid). Otros como el Director de Medicina Veterinaria del FDA, el Dr. Guest, señalaron que mientras estos alimentos iban a ser parte mínima de la dieta de las personas, en los animales las consecuencias eran mucho mayores ya que estos productos conformarían gran parte de su dieta. Criticó además, el borrador propuesto señalando: 'I would urge to eliminate statements that suggest that the lack of information can be used as evidence for no regulatory concern'. (Ibid, p. 137). Del mismo modo, la Dra. Linda Kahl, el 8 de enero del 1992, envió una carta en la que protestaba ya que la agencia estaba tratando: '…to force an ultimate conclusion that there is no difference between foods modified by genetic engineering and foods modified by traditional breeding practices. The process of genetic engineering and traditional breeding are different, and according to the technical experts in the agency, they lead to different risks'. (Ibid).
Las posiciones de los científicos en el FDA eran de prudencia y reclamaban nuevos estudios de mayor duración. Esta visión iba en contra de los objetivos de Casa Blanca por lo que en julio del 1991 se creó una nueva posición en esta agencia, Deputy Commissioner for Policy a la que nombraron al Sr. Michael Taylor. El Sr. Taylor había trabajado en el FDA desde el 1976 hasta el 1981 cuando se fue de la agencia y comenzó a laborar con la firma de abogados King <><><><><><><><><><>& Spalding, quienes representaban a Monsanto y al Concilio Internacional de Biotecnología y Alimentos. Con un abogado a favor de la biotecnología que representaba los intereses de Monsanto, se apresuró la redacción de la política sobre los alimentos modificados genéticamente. Para la redacción final de este documento el oficial del Manejo de Presupuesto del Presidente Bush, el Sr. James B. MacRae, Jr., recomendó múltiples cambios al borrador del documento los que llevaron a que finalmente le quitaran la parte que hablaba de la agricultura y el ambiente. Recomendó además, obviar la explicación detallada de cómo se producían los alimentos modificados genéticamente, eliminando la metodología simplificándola a: 'plants developed by recombinant DNA techniques'. Solicitó también, que se eliminaran los párrafos donde decía que el FDA obligatoriamente realizaría las pruebas necesarias de seguridad para eximir a esta agencia de esa responsabilidad y dejar en manos de las industrias de biotecnología las políticas, procedimientos y pruebas para garantizar que los GMO fueran GRAS. De esta forma, se estableció que las propias industrias de forma voluntaria crearán sus propias políticas de seguridad y el FDA les solicitará un resumen de las mismas sin requerir datos originales, ni revisión de estudios y procedimientos. (Ibid, p 141). A solo ocho días de la solicitud que hiciera el Sr. MacRae sobre los cambios que requería en el borrador del documento, se aprobó y publicó el mismo estableciendo la política del FDA sobre los alimentos modificados genéticamente. El FDA también acordó que esta información no tenía que aparecer en la etiqueta de los alimentos, ya que estos datos 'no son de interés público'. Además, debido a que la agencia entendía que los productos cosechados convencionalmente y los cultivados bajo la biotecnología eran 'sustancialmente equivalentes', lo que significa que contienen una aportación nutricional similar (lo cual fue demostrado falso en estudios posteriores), el FDA reclamó que no existía ninguna preocupación sobre la seguridad de los alimentos. La Administración de Drogas y Alimentos aplicó para la aprobación de los GMO este principio pseudocientífico de 'equivalencia sustancial' sin atender la evaluación y responsabilidad del riesgo mayor a la salud de estos productos que eran los efectos toxicológicos tanto en los animales como en las personas. Además de las semillas modificadas genéticamente que se venden comercialmente (el maíz, la canola, la soya, el algodón, el azúcar de remolacha, la papaya y el zuchinni), recientemente el FDA aprobó las manzanas y las papas. De igual modo, también autorizó nuevas semillas modificadas genéticamente resistentes a más tóxicos herbicidas como el 2-4-D (ingrediente del agente naranja). El conocer cómo fue este proceso de aprobación de los transgénicos por la Administración de Drogas y Alimentos nos lleva a reconocer cómo el interés económico de la compañía Monsanto y las relaciones con el gobierno y sus políticos fueron las piezas más importantes que llevaron a la autorización para lanzar al mercado semillas modificadas genéticamente que no habían sido probadas como seguras para el consumo de animales y personas. Las preguntas que debemos hacernos ahora son: Quién es Monsanto, cuál es su historial y cómo se relaciona con los gobiernos?/p
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2. Monsanto es una compañía de dudosa reputación/p
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Fundada en el 1901, la compañía Monsanto es actualmente un ícono de lo que es ser una de las empresas más irresponsables con la salud de las personas y del ambiente a nivel mundial. Esta multinacional tiene un gran historial de demandas donde ha sido encontrada culpable de contaminar cuerpos de agua, no informar emisiones tóxicas, y producir anuncios y publicidad engañosa. Es interesante observar que no existe un solo producto que haya sido creado por esta compañía que no represente daño a la salud de los animales, personas o ambiente. Su historial en la creación de productos perjudiciales a la salud es simplemente INCUESTIONABLE. El mismo lo podemos resumir de la siguiente forma:/p
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a. A principios del siglo 20, su fundador, el Sr. John Francisco Queeny, creó la compañía Monsanto Chemical Works en St. Louis, Misuri. El primer objetivo fue producir la sacarina, sustituto del azúcar para empresas como la Coca Cola. Luego de diversos estudios realizados en ratas de laboratorio se demostró que la sacarina producía cáncer. En estudios posteriores realizados en humanos por el Instituto Nacional del Cáncer de EE.UU se descubrió que quienes consumían edulcorantes artificiales como la sacarina o el ciclamato eran más propensos a sufrir posteriormente cáncer de vejiga. Luego de exponer a las personas a este endulcorante por años y Monsanto asegurar que era inofensivo en dosis reguladas, la sacarina fue retirada del mercado./p
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b. En la década de los años 20 del siglo pasado, Monsanto empezó a producir los bifenilos policlorados (PCB), un elemento de líquido refrigerante para transformadores eléctricos, condensadores y motores eléctricos. Medio siglo después, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. presentó pruebas de que los PCB producen cáncer tanto en animales como en humanos. En 1979 el Congreso de EE.UU. prohibió su producción. El Convenio de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes prohibió los PCB a nivel mundial en el 2001. En el 2003, Monsanto pagó más de 600 millones de dólares a los vecinos de Anniston (Alabama), donde se producían estos productos químicos. Los residentes de la zona habían sufrido graves problemas de salud, como cáncer, enfermedades hepáticas y enfermedades neurológicas. Según investigaciones realizadas en EE.UU. en el 2011, este elemento sigue apareciendo en la sangre de las mujeres embarazadas, mientras que otros estudios relacionan al PCB con el autismo. Y aunque la indemnización que ha pagado esta compañía es millonaria, tal parece que le resulta un buen negocio pagar por multas y daños, luego que ha tenido ganancias billonarias./p
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c. En 1936 Monsanto adquirió Thomas <><><><><><> Hochwalt Laboratories en Ohio y lo convirtió en su departamento central de Investigación. Entre los años 1943 y 1945 este departamento coordinó sus esfuerzos con el Comité de Investigación de Defensa Nacional de EE.UU. y se dedicó a la purificación y producción de plutonio y a refinar las sustancias químicas que se usan como detonantes de armas nucleares. La contribución que hizo Monsanto en la construcción de la bomba nuclear y los efectos devastadores al ambiente y a las millones de personas que se afectaron tanto con la muerte como con los efectos adversos a su salud, es otra nefasta responsabilidad con la que carga esta compañía amiga de la mayoría de los políticos en los distintos países, incluyendo el gobierno de Puerto Rico y sus agencias en Fomento Industrial y Agricultura./p
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d. En 1944, Monsanto fue uno de los primeros fabricantes del insecticida DDT (dicloro difenil tricloroetano), destinado a combatir los mosquitos transmisores de la malaria. Fue utilizado también a gran escala como pesticida en la agricultura. A pesar de décadas de propaganda por parte de Monsanto, que insistía en que el DDT era seguro, finalmente sus efectos carcinógenos fueron confirmados y en 1972 el DDT fue prohibido en todo el territorio de EE.UU. Hoy en día se sabe que causa infertilidad y fallos en el desarrollo del embrión./p
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e. Para la década del 60, Monsanto era uno de los fabricantes del agente naranja utilizado como arma química en la guerra de Vietnam. Este agente se probó inicialmente en Puerto Rico en el pueblo de Aguadilla. Como resultado del uso del agente naranja durante la guerra de Vietnam, alrededor de 400,000 personas murieron o quedaron mutiladas, 500,000 niños nacieron con defectos congénitosy un 1 millón de personas quedaron discapacitadas o sufrieron problemas de salud, entre ellos el personal militar estadounidense expuesto a la sustancia durante los ataques. Los informes internos de Monsanto muestran que la compañía estaba al tanto de los efectos tóxicos del agente naranja cuando lo vendió al Gobierno de EE.UU./p
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f. Para el 1965, el aspartame fue desubierto por la multinacional farmacéutica G.D. Searl. En el 1985 Monsanto compró G.D. Searl y empezó a comercializar el edulcorante bajo la marca comercial de NutraSweet. En el 2000 vendió la marca. Este endulcorante dirigido para ser utilizado por personas con diabetes o que quisieran perder peso promovido por médicos, nutricionistas (en años atrás yo también pensaba que era seguro), artistas y muchos otros grupos; se asocia con múltiples efectos secundarios, incluyendo el cáncer. En el 2012, a partir de los datos del Instituto Ramazzini (Italia) que lograron probar los efectos carcinógenos del NutraSweet en ratas, la Comisión Europea solicitó comenzar un nuevo proceso de reevaluación de este compuesto. Este endulzante se encuentra en la mayoría de los refrescos, bebidas y productos de dietas. Está presente en miles de productos y es consumido por millones de personas diariamente.
g. Para la década del 60 Monsanto también desarrolló el Bisfenol A o BPA. Este ingrediente ha sido altamente utilizado en la industria del plástico y en muchos productos, incluyendo el revestimiento de las latas para las comidas y las botellas para alimentar a los bebés. Hace décadas que los hallazgos científicos relacionan a esta sustancia como un interruptor del sistema endocrino que aumenta los riesgos de enfermedades como: la diabetes, la obesidad, problemas de esterilidad y el cáncer. Sin embargo, a pesar de que por muchos años la comunidad científica ha advertido sobre el riesgo a la salud de este tóxico, el FDA no ha querido retirarlo del mercado y continúa alegando que es seguro. Para el 2008, más del 90 % de los biberones contenían Bisfenol A en Europa. A partir de ese mismo año, se prohibió en Canadá el uso de este ingrediente en los biberones para bebé. Para el 2010 otros países como Francia y Costa Rica se unieron a este tipo de restricción. En otros como Australia no se prohíbe, pero es retirado voluntariamente por las principales cadenas de supermercados a solicitud del gobierno. Para marzo del 2011 la Unión Europea prohibió el uso del BPA en los biberones, en cualquier material para menores de 3 años, así como en materiales médicos. Para el 2011, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) introdujo el etiquetado de los artículos y productos que contengan el Bisfenol A. En ese mismo año, los gobiernos de Austria y Suecia elaboraron una prohibición del BPA en los materiales para menores de 3 años. Finalmente, para diciembre del 2012 en lo que se considera un paso de avance hacia la protección de la salud de las personas, la Asamblea Nacional y el Senado Francés legislaron para que a partir del 1 de enero de 2015 se prohibiera totalmente la fabricación, importación, exportación y comercialización del Bisfenol A en todos los tipos de recipientes y empaques que tengan contacto con los alimentos. Sin embargo, en países como Estados Unidos, México y América Latina (excepto Costa Rica), ningún cambio se ha realizado en las legislaciones para controlar y evitar la exposición de las personas a esta sustancia. Por qué no se toman las medidas para eliminar esta sustancia?. El año pasado, algunas industrias han accedido a retirarlo de forma voluntaria de las botellas para los infantes, pero se continúa usando en la mayoría de los productos.
h. La hormona de crecimiento bovino, somatotropina bovina recombinante (rBGH) es igualmente otra de las nefastas creaciones de Monsanto. Es una hormona modificada genéticamente que se inyecta en las vacas para aumentar la producción de leche. Esta hormona aumenta la producción de leche, pero produce frecuentes mastitis en las vacas que tienen que ser tratadas con grandes dosis de antibióticos que luego pasan a la leche y a las personas al consumirla contribuyendo a otros problemas como la resistencia a los antibióticos. Además, esta hormona aumenta la producción del Insuline like Grow (IGF), factor que acelera en las personas el desarrollo de células malignas. El consumo de la leche de vaca con esta hormona se asocia al cáncer de mamas, de colon y de próstata en los seres humanos. Este vínculo entre esta hormona y el cáncer está comprobado tanto por investigaciones europeas como estadounidenses. Sin embargo, a pesar de toda la evidencia, esta hormona se continúa utilizando en la producción de la leche de vaca en Estados Unidos. Esta hormona está prohibida en Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Israel, la Unión Europea y Argentina. Aquí en Puerto Rico también está prohibido el uso de esta hormona en nuestra ganadería. Es por eso, que si las personas van a consumir leche de vaca, deben preferir la producida en nuestro país.
Para la década del 1970, se creó uno de los principales productos para esta compañía y que más controversia ha creado tanto para la agricultura como para la salud de las personas: el glifosato. Este es el ingrediente principal del herbicida Round Up que desde el inicio fue mercadeado como biodegradable (a pesar de que sabían que no lo era) y precisamente por presentar publicidad falsa Monsanto fue demandado. El Tribunal en Brasil lo condenó a pagar una indemnización de medio millón de dólares por 'daños morales causados a los consumidores'. Finalmente, tuvo que eliminar de la etiqueta el reclamo de que su herbicida era biodegradable. Este herbicida se vincula a serios efectos adversos al ecosistema, surgimiento de plagas y graves daños a la salud de las personas. Los peligros de este herbicida los presentaré en detalles al discutir el informe de la Organización Mundial de la Salud que acaba de clasificarlo como posible cancerígeno.
j. La más reciente creación de Monsanto son los alimentos modificados genéticamente o GMO. A pesar de que tanto el FDA como Monsanto dicen que estos alimentos son seguros, cientos de estudios y miles de científicxs señalan lo contrario. La afirmación de Monsanto de que sus productos son seguros y no represntan daño al ambiente o a la salud la hemos escuchado durante décadas, tanto para los GMO como para otros de sus productos como la sacarina, el PCB, el DDT, el Bisfenol A, la hormona de crecimiento bovino y otros. Sin embargo, sin entrar en debatir los detalles y los riesgos de la modificación genética en sí, hay dos aspectos que merecen discutirse con mayor profundidad. En primer lugar, las razones que ofrece Monsanto para producir estos alimentos y en segundo lugar, los efectos de su herbicida Round Up y el glifosato (su ingrediente principal) el cual es utilizado a nivel mundial tanto en la producción de semillas transgénicas como en la agricultura industrial (para cultivar el trigo, el arroz, las viandas, las frutas, los vegetales y la mayoría de los alimentos que no están modificados genéticamente) y el desyerbe en lugares públicos y privados.
Las razones principales que presenta Monsanto para producir las semillas modificadas genéticamente son las siguientes: ayudar a combatir el hambre en el mundo, mejorar la producción agrícola, ayudar a los agricultores y reducir el uso de herbicidas. En primer lugar, es interesante señalar, que luego de causar por décadas estragos en la salud de las personas, esta compañía desarrolla súbitamente un interés altruista y se preocupa por los que mueren de hambre en el mundo. Definitivamente, solo quien no conozca la historia de esta compañía pudiera confiar en un objetivo tan encomiable como este. Entiendo que no hay persona alguna que no pueda reconocer que existe un serio problema del hambre en el mundo. Sin embargo, los análisis profundos sobre este tema indican que el asunto no es de producción de alimentos, sino de distribución. Es decir, sí existe una adecuada producción, pero no hay una justa distribución de esos alimentos. De hecho, el problema del hambre en el mundo no se ha resuelto con los GMO que sí han creado otros problemas adicionales. Incluso, el informe de la ONU que analiza y trae posibles soluciones para tratar la situación del hambre mundial apunta a que es la agroecología (la agricultura que cultiva tomando en consideración el ambiente y las necesidades locales de la población) la mejor opción para promover la siembra y producción de alimentos. Es necesario aclarar que lamayor parte de estas semillas modificadas genéticamente NO se utilizan para alimentar a los millones de hambrientos de este mundo, como señaló la compañía Monsanto era su objetivo. La mayor parte de los GMO se usan para la producción de combustible, para alimentar a los animales y como parte de los ingredientes de muchos productos de los países del primer mundo como son: los refrescos, los cereales, los productos de bolsitas y la comida procesada. Además, es indispensable señalar que, aún en países pobres que puedan cultivar los transgénicos, es simplemente inaceptable que se les venda a un alto costo estas semillas (Monsanto las ha patentizado y tiene el control en la venta y distribución), se les prohíba a los agricultores reutilizar las semillas de sus propias cosechas (Monsanto los vigila y los demanda si lo hacen), mientras esta compañía genera billonarias ganancias tanto de la venta de las semillas como del herbicida Round Up que se utiliza en grandes cantidades en los cultivos Round Up Ready (tecnología más utilizada en la producción de cultivos GMO). Monsanto no ha ayudado a los agricultores, por el contrario, en muchos casos los ha endeudado a tal punto que en países como India se les conoce a los GMO como 'las semillas de la muerte'. Así se conocen los transgénicos debido a los miles y miles de agricultores que en este país han decidido suicidarse para poder librar a sus familias de la enorme deuda a que el cultivo de estas semillas los ha llevado.
En segundo lugar, es importante señalar que las semillas modificadas no han probado consistentemente aumentar la producción de los alimentos en comparación con los que se producen con una agricultura convencional o agroecológica. En ocasiones pueden presentar una producción mayor, pero en otras su producción es menor. Lo que sí evidentemente está comprobado es que los cultivos GMO han aumentado dramáticamente a nivel mundial el uso de los herbicidas, particularmente el glifosato. Es decir que aunque el reclamo de Monsanto era que sus semillas reducirían el uso de los herbicidas ha ocurrido precisamente lo contrario, con el grave problema de la creación de las 'súper malezas' ya que se ha desarrollado resistencia a su herbicida. La nueva solución de Monsanto para este problema es crear un nuevo y más tóxico herbicida a base del 2-4-D (ingrediente del agente naranja). Y por eso, ya las agencias concernientes, FDA, EPA y USDA, han aprobado la producción de este último y peor agro tóxico con nuevas semillas modificadas genéticamente resistentes a este nuevo herbicida. Conociendo el historial de Monsanto, sus nefastas creaciones, las detrimentales consecuencias a la salud, sus vínculos con los gobiernos y políticos y su gran poder económico; es necesario plantear ahora la realidad sobre el supuesto 'consenso científico sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente' tal y como alega esta compañía.
3. No existe consenso científico sobre la seguridad de los GMO
La declaración de que existe un consenso científico sobre la seguridad de los GMO es una afirmación falsa de las industrias de la biotecnología, los científicxs y las personas a favor de los GMO. De ningún modo, esta afirmación es una verdad existente en la comunidad científica en general. De hecho, nunca ha existido tal consenso y si ha surgido un nuevo consenso, es precisamente sobre la preocupación de la seguridad de los transgénicos. David Suzuki, especialista en Genética y premio 'Right Livelihood' (2009), dice sobre los GMO lo siguiente: 'Any scientist who tell you they know that GMOs are safe and not to worry about it, is either ignorant of a history of science or is deliberately lying'.
Tan reciente como en enero de este año se publicó en una revista científica, 'peer review' un artículo titulado: 'No scientific consensus on GMO safety'. En este artículo se presenta la clara posición de que no existe tal consenso científico sobre la seguridad de los GMO como la industria de la biotecnología reclama. Esta posición endosada por más de 300 científicxs también revela que la mayoría de los estudios a favor de los GMO son hechos por el corto tiempo de 90 días y que además, muchas de estas investigaciones son realizadas, no por científicos independientes, sino por laboratorios con conflictos de intereses y grupos que de un modo u otros responden a la industria de la biotecnología. De hecho, la ausencia de consenso científico ha provocado que tanto la Unión Europea y el gobierno francés promuevan la investigación a largo plazo sobre el consumo de los GMO.
Existen distintas organizaciones científicas que se han pronunciado con serias reservas sobre la seguridad de los GMO. Por ejemplo, la Royal Society of Canada publicó un informe donde señalaba que es 'científicamente injustificable' asumir que estos alimentos GMO son seguros sin pruebas científicas rigurosas. En su informe también indicó que la introducción de un nuevo gen causará 'cambios no anticipados' en la expresión de otros en el patrón de producción de proteínas o en la actividad metabólica produciendo nuevas sustancias tóxicas y alérgenos. La British Medical Association en otro informe también concluyó que son indispensables estudios longitudinales para probar los efectos a la salud en las personas y las consecuencias al medio ambiente. Otra declaración de la Comisión de Ciencias y Salud Pública de la American Medical Association indicó que existe cierto riesgo de que se produzcan efectos adversos debido a la transferencia horizontal, la posible toxicidad y efectos de alergias. De igual forma, The American Academy of Environmental Medicine (AAEM) desde el 2009 hizo un pronunciamiento donde reclama una inmediata moratoria a los GMO y la realización de estudios de larga duración. Esta organización también exhortó en su documento a que los médicos eduquen a sus pacientes a evitar el consumo de los GMO y que estos profesionales comiencen a considerar el consumo de los transgénicos como causa de múltiples enfermedades.
Por otro lado, existen declaraciones a favor de la seguridad de los GMO por Organizaciones que han sido rechazadas por sus propios miembros. Uno de estos casos es la declaración hecha por la junta directiva de la American Association for the Advancement of Science (AAAS; Asociación Americana para el Avance de la Ciencia) que afirma la seguridad de los cultivos GMO y se opone a su etiquetado. Este pronunciamiento provocó la publicación de una carta abierta de oposición firmada por un grupo de 21 científicxs reflejando una vez más precisamente la falta de consenso. De igual forma, se ha citado internacionalmente el proyecto, 'Una Década de Investigación sobre OGM financiada por la Unión Europea', como un trabajo que demuestra la seguridad de estas semillas modificadas genéticamente. Sin embargo, este informe no fue realizado para probar la seguridad de los GMO, sino que tenía como objetivo el desarrollo de perspectivas de evaluación de la seguridad. En la parte que presenta estudios de animales, solo se citan cinco estudios y en ninguno de ellos se evaluaron los efectos del consumo de los GMO comercializados.
Es evidente que el consenso científico sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente no existe. Una vez más Monsanto y las compañías de biotecnología están haciendo los acostumbrados reclamos de seguridad, aún a sabiendas del posible daño. Sin embargo, es necesario aclarar que en la ciencia existe un principio importante básico que no se está honrando ni respetando con la introducción y promoción de los GMO. Este principio es el de la precaución en la ciencia que exige prudencia y demanda la necesidad de la seguridad en las prácticas y procesos. El sentido de este principio es manejar la incertidumbre propia de los procesos y causas que puedan estar fuera del control humano. Este principio claramente establece que cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para no implantar este remedio. Para poner en vigor este principio no se necesita evidencia científica del daño, pero sí la detección de posibles peligros. En el caso de los alimentos modificados genéticamente ya existe suficiente evidencia para solicitar una moratoria en la producción y consumo de estos alimentos tal y como lo han hecho algunos países. Sin embargo, una vez más, tal parece que este principio es ignorado tanto por los Estados Unidos como por los científicos que promueven los GMO.
4. La Organización Mundial de la Salud informa que el glifosato tiene posibles efectos cancerígenos en las personas
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de hacer un pronunciamiento en el pasado mes de marzo en la que declara que el glifosato, el ingrediente del herbicida Round Up creado por la compañía Monsanto, se asocia al cáncer. La organización ha declarado que hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales y hay pruebas limitadas del efecto carcinogénico en humanos (linfoma no Hodgkin). La afirmación sostiene que existe suficiente evidencia de estudios en animales que demuestran su efecto cancerígeno con investigaciones en humanos que sostienen un probable efecto mutagénico. La OMS tiene cinco clasificaciones para estas sustancias cancerígenas y con estos hallazgos ha reclasificado al glifosato en la categoría 2A donde se encuentran otros como el formaldehido. El efecto carcinogénico de este grupo es solo superado por las sustancias de la clasificación 1 donde está, por ejemplo, el asbesto. El principal productor del glifosato, Monsanto, ha declarado que no acepta la nueva clasificación y exige a la OMS la retirada de sus hallazgos. Monsanto alega, como es su costumbre y como históricamente ha ocurrido con múltiples de sus productos, que: 'Las evaluaciones realizadas por las autoridades regulatorias en todo el mundo durante los últimos 40 años han confirmado que el glifosato no representa riesgos inaceptables para los seres humanos, los animales o el medio ambiente'.
Aunque Monsanto continúa alegando que su herbicida es seguro, la realidad es que de acuerdo a la evidencia de los archivos de la Enviromental Protection Agency (EPA) en Estados Unidos, esta compañía estaba al tanto de este posible efecto carcinogénico del glifosato tan temprano como para la década de los 80. Una serie de estudios realizados para Monsanto por Bio/dynamics Inc. presentados a la consideración de esta agencia demostraba en ratas y otros animales, serios daños renales y cambios iniciales tumorales. Por tales resultados, la EPA inicialmente declinó presentar los estudios del glifosato como: 'No Observed Adverse Effects Level ' (NOEL) y requirió mayores investigaciones. En el 1982, Monsanto presentó nuevos y confusos datos que minimizaban los daños encontrados consiguiendo que la EPA aceptara al glifosato como una sustancia no dañina. Monsanto, convencido de que los resultados de los estudios previos pudieran en algún momento salir a la luz pública, solicitó que esos estudios fueran clasificados como 'Trade Secrets'.
El que tanto la EPA como Monsanto tuvieran conocimiento del posible efecto carcinogénico del glifosato es un grave dato que apunta al fuerte vínculo entre esta empresa y el gobierno estadounidense y el gran control que ejerce sobre las políticas de seguridad en esta agencia gubernamental y en muchas otras. A esta escandalosa noticia han reaccionado muchos científicos y cito a continuación a dos de ellos6. El Dr. Brian John sostiene lo siguiente:
'The evidence shows that by 1981 both Monsanto and the EPA were aware of malignant tumours and pre-cancerous conditions in the test animals which were fed small doses of glyphosate in the secret feeding experiments. Although concerns were expressed at the time by EPA committees, these concerns were later suppressed under the weight of conflicting evidence brought forward by Monsanto, some of it involving the inappropriate use of historical control data of dubious quality. None of these studies is available for independent examination (14). That is a scandal in itself. There has been a protracted and cynical cover-up in this matter (15). Glyphosate is a 'probable human carcinogen', as now confirmed by the WHO Working Group, and no matter what protestations may now come from Monsanto and the EPA, they have been fully aware of its potential to cause cancer for at least 35 years. If they had acted in a precautionary fashion back then, instead of turning a blind eye to scientific malpractice (16), glyphosate would never have been licensed, and thousands of lives might have been saved.'
El científico e investigador en el área del ambiente y la salud pública, el Dr. Anthony Samsel, indica en una entrevista lo siguiente: 'Monsanto's Trade Secret studies of glyphosate show significant incidence of cell tumors of the testes and tumorigenic growth in multiple organs and tissues. They also show significant interstitial fibrosis of the kidney including effects in particular to the Pituitary gland, mammary glands, liver, and skin. Glyphosate has significant effects to the lungs indicative of chronic respiratory disease. Glyphosate has an inverse dose response relationship, and it appears that its effects are highly pH dependent. Both Monsanto and the EPA knew of the deleterious effects of this chemical in 1980 at the conclusion of their multiple long-term assessments, but the EPA hid the results of their findings as ‘trade secrets'. Monsanto has been lying and covering up the truth about glyphosate's harmful effects on public health and the environment for decades. The increases in multiple chronic diseases, seen since its introduction into the food supply, continue to rise in step with its use. Monsanto's Roundup glyphosate based herbicides have a ubiquitous presence as residues in the food supply directly associated with its crop use. Nations must stand together against Monsanto and other chemical companies who continue to destroy the biosphere. We are all part of that biosphere and we are all connected. What affects one affects us all.'
El posible encubrimiento de los efectos carcinogénicos del glifosato por el gobierno a través de la EPA, toma dimensiones mayores cuando se sabe que este es el herbicida más utilizado mundialmente. Algunos piensan que este agro tóxico es incluso hasta más popular que la misma Coca Cola ya que se utiliza a gran escala de forma comercial, pero también en muchos hogares. El glifosato está presente de múltiples formas ya que se usa en grandes cantidades en la agricultura industrial, en los cultivos GMO y en el control de malezas para los solares, carreteras y jardines. Se asperja directamente sobre el terreno y también a través de fumigaciones desde aviones. Es por eso, que la contaminación y la exposición de los animales y las personas a este agro tóxico es alarmante. Se han encontrado residuos de glifosato en el aire, en cuerpos de agua y en los alimentos. Diversos estudios también han alertado ya que se han encontrado niveles de glifosato en la orina de agricultores, pero también en otras no vinculadas a la agricultura como demuestra una investigación realizada con personas de 18 países de Europa. Los residuos de este herbicida se han encontrado hasta en la leche materna de mujeres estadounidenses según lo reporta el primer estudio realizado por los grupos Moms Across America y Sustainable Pulse donde se reportan niveles 'elevados' en tres de las 10 muestras analizadas8. Igualmente, alimentos cultivados con este herbicida y otros modificados genéticamente se utilizan constantemente en la preparación de fórmulas, cereales y otros productos para infantes.
Aunque el informe de la OMS presenta la relación entre este herbicida y el cáncer, ciertamente esta sustancia se asocia, no solo con esta enfermedad, sino con muchas otras. Es por eso, que en algunas zonas agrícolas con grandes plantaciones de transgénicos donde se asperjan estos cultivos con cantidades indiscriminadas de este herbicida, como por ejemplo con la soya Round Up Ready (semillas que son modificadas genéticamente para ser resistentes a grandes cantidades del glifosato), los casos de cáncer, abortos espontáneos y malformaciones congénitas se han disparado. Esta situación es una que se vive en Argentina donde el cultivo de los transgénicos ha aumentado dramáticamente y de igual forma ha ocurrido con el cáncer, los defectos de nacimiento, los problemas respiratorios, las alergias severas y otros problemas de salud.
Existe amplia evidencia científica que relaciona al glifosato con el cáncer y con otras enfermedades como el autismo. Una científica que alerta sobre esto es la Dra. Stephanie Seneff, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). La científica advierte que según la tasa de hoy día, para el 2025 uno de cada dos niños será autista. Ella establece una correlación de un 99% entre el glifosato y el autismo9. La Dra. Nancy Swanson también vincula el glifosato y los cultivos GMO con enfermedades como: el Alzheimer, el cáncer e igualmente con el autismo (Swanson, 2014). Del mismo modo, el Dr. Giles-Eric Seralini también alertó sobre los efectos del glifosato y los alimentos modificados genéticamente. Él estudió por 24 meses los efectos del glifosato y el maíz transgénico en ratas de laboratorio. Sus hallazgos vinculan a este herbicida y los GMO con toxicidad al hígado, al riñón y crecimiento de tumores. El estudio Seralini fue publicado en el 2012 en la revista científica Food and Chemical Toxicology. Sin embargo, esta investigación fue retractada en el 2013 cuando a la Junta de Editores de la revista llegó un exempleado de Monsanto a ocupar la posición de editor asociado. El año pasado luego de tres rondas de riguroso 'peer review', el estudio fue nuevamente publicado en la prestigiosa revista Enviromental Sciences Europe. La exposición al glifosato se asocia a diversas condiciones médicas y el informe de la Organización Mundial de la Salud es un reconocimiento importante, pero bastante limitado y tardío en relación a la gran evidencia que existe sobre los efectos perjudiciales de este herbicida a las personas, los animales y al ambiente. Ya se han iniciado los reclamos de distintos países para que se detenga el uso de este agro tóxico. En Argentina están exigiendo el detener el uso del glifosato a través de la Federación de Profesionales de la Salud de Argentina (FESPROSA) que representa a más de 30,0000 médicos y miles de otros profesionales de la salud. De igual forma, en Colombia se están haciendo los reclamos a través del ministerio de salud. En otros países como en El Salvador, luego de la muerte de miles de agricultores por enfermedad renal, este herbicida se ha prohibido. Y mientras otros países comienzan a tomar acciones para proteger la salud de las personas, la pregunta importante es: qué está pasando en Puerto Rico y qué vamos a hacer nosotrxs?
5. Puerto Rico es el 'paraíso caribeño' de la investigación para las industrias de la biotecnología
Es sorprendente que mientras otros países en el mundo están prohibiendo la entrada y cultivos de semillas modificadas genéticamente, en Puerto Rico, el gobierno le otorga subsidios y agiliza todos los permisos para que las compañías de biotecnología se instalen en nuestra isla a experimentar con transgénicos. Gran parte de ese apoyo económico millonario y protección del gobierno surgen de la ley de 'Promoción y desarrollo de compañías de la biotecnología agrícola' (2009) que se firmó bajo el gobierno de Luis Fortuño. Bajo esta ley se establece que la Compañía de Fomento Industrial y el Departamento de Agricultura van a asesorar a estas corporaciones respecto a la obtención de permisos y a asistirlas en su establecimiento o expansión en un periodo máximo de un año. De lo contrario, deben indemnizarlas por los costos invertidos! Sin embargo, la promoción de la biotecnología con extraordinarios incentivos económicos y permisología tipo fast track con el objetivo de unos pocos empleos sin medir el impacto a largo plazo y el daño permanente de esos terrenos, el riesgo de contaminación a otros cultivos tradicionales y el impacto a la salud y al ambiente en nuestro país; es un acto de crasa irresponsabilidad no solo de los líderes del partido PNP, sino de varias administraciones populares, incluyendo la del actual gobierno de García Padilla. En Puerto Rico están instaladas alrededor de nueve compañías de semillas modificadas genéticamente. Estas son:
1. Syngenta (compañía suiza en Juana Díaz y Salinas)
2. Pioneer Hi-Bred (compañía estadounidense, segunda más grande del mundo, en Salinas, Santa Isabel, Guayama y Juana Díaz)
3. Bayer CropScience (compañía alemana en Sabana Grande)
4. Dow Agrosciences (compañía estadounidense en Santa Isabel)
5. Rice Tec Inc. (compañía estadounidense en Lajas)
6. Illinois Crop Improvement Association Inc. (compañía estadounidense en Juana Díaz)
7. AgReliant Genetics LLC (compañía estadounidense en Santa Isabel)
8. Monsanto (compañía estadounidense más grande del mundo en Juana Díaz, Santa Isabel, Isabela y Aguadilla)
9. 3rd Millennium Genetics Inc. (compañía puertorriqueña en Santa Isabel)
La mayoría de estas semilleras ocupan más del límite de 500 acres que permite la Constitución de Puerto Rico. Esta es una clara violación a la ley que fue creada precisamente con el objetivo de evitar que se formaran monopolios que desplazaran al pequeño agricultor local. Según reporta el periodista Eliván Martínez en su artículo: Puerto Rico el experimento caribeño de Monsanto, nuestra isla se ha convertido en el quinto laboratorio más importante de biotecnología de Estados Unidos. Ya se sabe que Monsanto ha anunciado una nueva fase de experimentación en la que va a incluir más de 20 productos nuestros como: la calabaza, la berenjena y otros. Cuáles van a ser sus efectos a la salud y a nuestra agricultura? Por qué lo permitimos? Como dice el periodista Martínez en su artículo: 'Las semilleras de transgénicos operan con total libertad y el gobierno las protege'.
Conclusión
Podemos concluir que la salud de las personas en nuestro país se encuentra en un estado precario donde una significativa parte de la población sufre de múltiples enfermedades. El cáncer se clasifica ahora como la primera causa de muerte en Puerto Rico y enfermedades como el Alzheimer (cuarta causa de muerte) y el Autismo, casi inexistentes para la década del 80, están ocupando gran protagonismo en la actualidad. Las estadísticas de estas enfermedades ya alcanzan cifras escandalosas produciendo un elevado gasto en servicios médicos, pero peor aún, un gran sufrimiento en nuestras familias. Aunque se pueda alegar que las estadísticas han aumentado porque ha mejorado la forma de diagnóstico y el registro de estas enfermedades, la realidad es que las mismas tenían una incidencia y prevalencia mínima en la población para la década del 80 cuando el glifosato y los transgénicos no estaban en nuestra dieta. Luego de la introducción de los GMO para la década del 90 y el amplio uso del glifosato en la agricultura y para el control de malezas, tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos, estas enfermedades han aumentado dramáticamente. Sabemos que estas condiciones médicas son multifactoriales. Sin embargo, es imposible no reconocer, que la alimentación con residuos de pesticidas y nuestra dieta diaria con comida procesada en donde de acuerdo al USDA el 85% de esta contiene ingredientes transgénicos, son factores importantes de peligrosas consecuencias que urgen atender.
Es necesario que las personas comiencen a preferir comida orgánica, libre de agro tóxicos y que se apoyen más estos mercados agrícolas (el primer y tercer domingo en la placita Roosevelt y los sábados en el viejo San Juan). De igual forma, es necesario ser más cuidadosxs a la hora de visitar los supermercados. Los principales alimentos modificados genéticamente son: el maíz, la canola, la soya y el algodón. Es importante evitar la ingesta de estos productos o consumirlos solo si son orgánicos o si tienen en la etiqueta el reclamo de 'NON GMO Project'. Se debe leer la lista de los ingredientes de los productos y verificar si contienen estos alimentos o sus derivados. Es necesario también que las personas se involucren en las actividades educativas y acciones de justo reclamo como es la aprobación del Proyecto 524 del Senado que tiene como objetivo la etiquetación de los productos con ingredientes transgénicos.
Durante este mes de mayo se ofrecerán diversos foros y charlas educativas sobre este tema. El viernes 15 de mayo estaré ofreciendo cuatro horas de educación continuada a profesionales de la salud sobre este tema con la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas. El jueves 21 de mayo, la Comisión de Derechos Civiles y Constitucionales del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico y la Organización Nada Santo Sobre Monsanto estarán presentando un foro a las 7:00 p.m. en la sede del colegio. De igual forma, el domingo 17 de mayo habrá un festival agroecológico en el pueblo de Aibonito con la intención de educar sobre este tema y denunciar el uso del glifosato. Por último, el sábado 23 de mayo se celebrará una marcha mundial en contra del glifosato, los GMO y Monsanto, y Puerto Rico también se unirá.
Finalmente, quiero señalar que no es correcto decir que las personas que denunciamos los efectos adversos del glifosato y los GMO estamos en contra de la ciencia. Nosotros estamos a favor de la ciencia y de toda práctica tanto en la biotecnología como en cualquier otro campo, que ayude a la salud de las personas. Lo que denunciamos es utilizar la ciencia para enriquecer a las compañías en detrimento de la salud de las personas, los animales y el ambiente. Es inadmisible que lsx ciudadanxs tengamos que continuar protegiéndonos de las decisiones de los gobiernos a favor de sus propios intereses y en contra del pueblo. Por eso, el sábado 23 de mayo de este año no iré a mi trabajo, pero tampoco me quedaré en mi casa. Ese sábado me uniré a la Marcha contra los GMO, el glifosato y Monsanto. Desde las 10:00 a.m. saliendo del edificio de Biotecnología en Cupey diré presente como nutricionista, madre y ciudadana para caminar hacia la plaza de Recreo de Río Piedras uniéndome a las miles de personas que tanto en Puerto Rico como en todos los países del mundo levantarán su voz en contra de los GMO, el glifosato, Monsanto y las otras compañías de la biotecnología. Participar en esta marcha es una forma de denunciar lo que está ocurriendo con la industria de alimentos y es también una forma de protestar por los abusos de estas compañías y los gobiernos. Es hora de reclamar el derecho que tenemos a alimentos sanos, libres de pesticidas que nos ayuden a evitar el cáncer y otras enfermedades para poder vivir con salud y armonía con el ambiente!
*La autora es nutricionista. Para la versión original con notas de referencia vea 80 Grados.