Seguridad Interna… contra quién pelea?
El propio concepto nos informa, sin ningún empacho, de que se trata… asegurar el interior… Siempre me pregunto… ¿y de quien? Pues, de compatriotas que no piensan igual que el orden establecido -o si les gusta una explicación más pedestre-, contra los que intentan subvertir el orden establecido, porque lo creen injusto y les gustaría cambiarlo.
Ese lenguaje me hace recordar con exactitud las dictaduras suramericanas cuando, con la justificación de proteger la seguridad interna, pelearon contra su propio país desarmado, encarcelaron a miles, mataron a otros tantos, condenaron al exilio a muchos y desaparecieron a los 'subversivos'. Todo, para preservar los valores nacionales y occidentales con los que se enjuagaban la boca todos los días. Bush y su administración crearon un peligroso monstruo que, hace años, se pasea por el mundo y toda la nación estadounidense y los que estén asociados a ella –como Puerto Rico– imponiendo, a la fuerza, esos mismos conceptos y a lo que le han llamado pomposamente 'homeland security'. 1984, Orwell y el 'Big Brother is watching you' son nenes de teta ante este nuevo engendro.
Una experiencia extrema con esas joyitas la tuve el viernes 27 de julio de 2012 en el área de estacionamiento de un Big K-mart del pueblo donde trabajo: Guaynabo. Conducíamos, 'Cheti', mi compañero fotoperiodista y yo, a un par de cuadras de distancia cuando escuchamos una enorme balacera y una emisora de radio nos advertía que los que disparaban eran agentes federales del ICE (Inmigración y Control de Aduanas). Cuando llegamos ya había agentes del FBI, la DEA, suponemos que también de ATF (Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego), aunque sin identificaciones, y policías estatales y municipales. Incluso, alcanzamos a ver una guagua Pathfinder o 4Runner saliendo a toda velocidad por la calle que divide todo ese centro comercial –y que eventualmente sale a la avenida Martínez Nadal–, seguida de un par de vehículos, todos disparando, que no se sabía quién era quién.
Suponíamos que los 'malos' eran los que iban adelante y disparaban hacia atrás y los 'buenos' los que disparaban desde atrás. Este hecho lo confirmaron decenas de clientes de otros negocios del área y, un par de días más tarde, se corroboró, cuando los federales descubrieron esa guagua enterrada a más de diez pies de profundidad en Toa Baja o Toa Alta. Era en la que habían huido algunos de los que estaban en medio de un intercambio de drogas por dinero. El lugar era un hervidero de decenas y decenas de agentes, en el medio del estacionamiento donde había cientos de personas y familias haciendo las compras de 'back to school', o regreso a clases. La escena era un pandemonio: cuatro carros chocados, varios vehículos tiroteados que parecían coladores, cinco o seis arrestados, algunos de ellos tirados en el piso y, aunque en el primer momento no lo sabíamos, dos muertos.
Cuando llegamos tuvimos que luchar contra varias barreras, el hermetismo en la información para entender el rompecabezas y los municipales que, por alegadas instrucciones de los federales, nos tapaban los lentes de las cámaras para que no pudiéramos registrar los visuales de la escena. Esto nos puso en peligro de arresto porque en varias ocasiones yo les retiré sus manos de forma airada y ellos amenazaban con que no los tocáramos. Finalmente se pudo hacer el trabajo porque, después de todo, esa escena, todo el mundo sabía que iba a durar horas largas.
Yo, a pesar del hermetismo en la información, me arriesgué a decir en un titular que ese tiroteo tenía solo uno de dos orígenes… o eran dos pandillas que se estaban comprando y vendiendo algo y que estaban infiltradas por los federales, o era una pandilla haciendo el mismo negocio con federales que se hacían pasar por otra pandilla. Aquí el cuestionamiento era quién eligió como teatro de operaciones el estacionamiento de una gran tienda de descuentos donde compra la clase obrera y la clase media empobrecida. Los pandilleros o los federales? Fueron los pandilleros los que obligaron a los federales a hacer esa transacción en ese lugar o los federales tuvieron participación en la elección del lugar.Esas alternativas, según fueran, les daban mayor o menor responsabilidad a los federales en el desastre que acababa de ocurrir.
Un jefe de una agencia federal me secreteó, 'si ese operativo hubiese sido nuestro, no lo habríamos hecho en ese sitio. El que compra 500 kilos de cocaína lo hará hoy, mañana o la semana que viene, aquí, en la mar o en un avión. Saca tus conclusiones'… Luego, en la corte federal, se supo que –tal como yo lo había señalado sin saberlo con certeza– los federales le estaban vendiendo 500 kilos de cocaína a una pandilla de narcotraficantes.
Otro asunto inusual fue que los dos muertos no tuvieron nombre hasta dos días después. Solo se rumoraba que uno de ellos era hijo de un tal 'Cornflakes' que, a su vez, estaba arrestado. De todo este asunto nadie pide ni da explicaciones. Todo queda en la secretividad de los federales y lo que se sabe es porque lo deben ventilar en el tribunal, sino el hermetismo sería total.
El temor es que estos tipos son los mismos que elevan los códigos de seguridad interna y nos dicen que tenemos que viajar en calzoncillos porque detectaron que hay unos individuos muy malos que nos quieren atacar de nuevo y quieren destruir nuestro sistema y nuestra forma de vida y, para evitarlo, debemos renunciar y ceder otro derecho. También son los mismos que idearon Guantánamo y las cientos de cárceles clandestinas que hay por el mundo. Son una especie de Pinochet trasnacional y nadie les pide cuentas porque no hay ningún contrapeso ni balance. Son peligrosos, andan sueltos y tienen todo el poder en sus manos. Eso es el terror.
*El autor es periodista de Las Noticias Univision. Tomado de 80 Grados.