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80 Grados

La noticia como espectáculo y nuevos paradigmas informativos

Títulos quijotescos, fotos trilladas y la constante obsesión con ciertos temas de 'tendencia' ('trending topics') forman parte de la oferta y el espectáculo al cual la mayoría de los medios noticiosos exponen a su audiencia.

Ya no se trata de informar, contextualizar e investigar.

Por el contrario, el periodismo de gran difusión de nuestros días es una constante invitación a la provocación a través de la utilización de los diferentes medios de comunicación social que complementan la presentación de la noticia.

La convergencia mediática que integra plataformas noticiosas tradicionales con el Internet y sus redes sociales ha construido un nuevo campo de batalla que en ocasiones luce como una esfera pública degenerada que hace poco viable la discusión profunda de temas y la participación democrática por medio de la presentación de proyectos de país alternativos.

Irónicamente, la tan celebrada 'democratización' de la noticia por medio de los nuevos medios sociales, ha desembocado en el debilitamiento de la función democrática de la comunicación masiva.

Rara vez, redes como Twitter y Facebook son utilizadas por los medios noticiosos para invitar a reflexionar y proveer periodismo de altura a una población que clama por nuevas propuestas para atacar las crisis sociales, políticas y económicas que a las que se enfrenta en la primera mitad del siglo XXI.

Al utilizar las redes cibernéticas con el sólo propósito de competir por quién difunde la noticia más rápido, con el titular más caricaturesco y con el lenguaje perfecto para poner a las y los lectores a pelear, el periodismo cae en un estado de degeneración propio de los mismos servidores públicos y grupos de poder que cada medio reclama fiscalizar.

Ya sea televisivo, radial, impreso o digital, casi todos los medios noticiosos –indistintamente de sus respectivas líneas editoriales– se ponen de acuerdo para estudiar los mismos personajes y sucesos con similar superficialidad. De igual manera, todos formulan preguntas de semejante contenido y construyen el titular más rentable en términos de 'ratings', venta o 'movimiento social'.

La libertad de prensa nunca debe ser utilizada para exagerar hechos u hostigar sujetos en aras de montar un espectáculo informativo con el objetivo único de incitar lectores a enfrascarse en batallas hostiles para el deleite de toda la comunidad cibernética y la blogósfera.

Aún cuando programas televisivos de chismes y otros segmentos de acoso ciudadano han sido cancelados, su nefasto legado permea en los estilos y líneas editoriales de algunos medios noticiosos.

Le corresponde a la próxima generación de periodistas y editores trabajar arduamente por cambiar el paradigma del espectáculo acosador e incitador, y regresar a la fiscalización honesta y verdaderamente comprometida con nuevos proyectos de país.

La tarea no es tan ardua. Se necesita sensibilidad, compromiso y una vocación basada en el deseo de gestar una verdadera agenda de inclusión para todas las personas que deseen aportar al cambio.

En lugar de 'informar' para incitar, seamos vehículos de debates de altura que aspiren a desarrollar nuevos modelos de civismo y política.

Devolverles la esperanza a las audiencias es la nueva gesta patriótica.

*El autor es periodista y profesor de Geografía. Publicado en la Revista de la Convención 2013 de la Asociación de Periodistas de Puerto Rico (Asppro). Tomado de 80 Grados.