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Wall Street nuevo escenario de los indignados

Por Sofía Gallisá Muriente*/Inspirados en los indignados que se han movilizado alrededor del mundo en los últimos meses exigiendo cambios profundos para sus países, la revista anarquista canadiense Adbusters y el grupo de hackers Anonymous llamaron a una ocupación de Wall Street el pasado sábado 17 de septiembre.

Ese día, luego de las típicas marchas y discursos, cientos de personas se trasladaron a Zucotti Park, una plaza localizada a tres cuadras de Wall Street, donde mediante asambleas participativas se decidió establecer un campamento. Seis días más tarde, la ocupación continúa. En ese tiempo se han organizado asambleas, grupos de trabajo, talleres, vigilias, marchas y todo tipo de iniciativas particulares propulsadas por los participantes. En la plaza se ha establecido un grupo médico, un comité de apoyo legal y un departamento de comida que se ha nutrido de donaciones, la más famosa de las cuales ha sido una campaña de solidaridad internacional a través de la cual se han recibido miles de dólares en pizza ordenados a servicios de entrega a domicilio desde distintas partes del mundo.

Como es de esperarse, también se han producido arrestos, la mayoría de los cuales han sido por razones cuestionables y con un uso desmedido de violencia (esto de parte del departamento policiaco, mismo que instruyó a la policía de Puerto Rico en cómo profesionalizar sus fuerzas). El proceso continúa, y cada día las asambleas y los comités adquieren más sofisticación, se van aclarando los objetivos concretos de la acampada, se van forjando alianzas con uniones y otros grupos de activistas.

Se está construyendo un movimiento único y significativo en Nueva York, una aglutinación de fuerzas histórica en el centro de una ciudad donde tantas veces ha reinado la apatía. Los que llegan a la plaza y participan y los que duermen día tras día sobre pedazos de cartón cercados por la policía, lo saben. Desafortunadamente, los medios masivos no han cubierto este proceso con el mismo vigor con el que reportan acerca de Egipto o España, pues muchos de sus intereses económicos están amarrados a los mismos que esta ocupación a cuadras de sus oficinas intenta transformar.

Si es cierto que vivimos en la era de la información, en una era mediática e hiper-conectada, se supondría que esta noticia se hubiera regado como pólvora. Los medios internacionales han escrito sobre lo que ocurre aquí, los simpatizantes han inundado las redes sociales, pero todavía quedan muchos por enterarse y participar. Nos toca a nosotros regar la noticia.

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*La autora es cineasta.