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Rivera Schatz vs El Nuevo Día… quién gana?

Por Sandra Rodríguez Cotto*/La ola de controversia pública que viene gestándose en los últimos días con la polémica entre el presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, y el periódico El Nuevo Día y sus dueños -el grupo Ferré Rangel- cobró esta semana visos de convertirse en un tsunami que amenaza con llevarse de por medio a muchas de las instituciones más poderosas en Puerto Rico.

Más que tratarse de la guerra usual entre periodistas que preguntan y políticos que ocultan informaciones, este caso plantea serias interrogantes sobre el ejercicio actual del periodismo en Puerto Rico. Nos hace pensar en el nivel de ética periodística de todos los medios en el país, el rol de los reporteros frente a los intereses de las corporaciones dueñas de empresas mediáticas, el nivel de autocensura y la falta de autocrítica en los medios, y por último, cómo se realiza la fiscalización de las entidades gubernamentales. También demuestra que el grado de corrupción trasciende los linderos del Capitolio y alcanza todas las instituciones del país.

Es reconocido que Rivera Schatz está en guerra desde hace varios años con muchos sectores de la prensa local, y en especial, con los periódicos El Nuevo Día y Primera Hora. Podría verse como que esta guerra no es más que una extensión de las batallas que mantuvo con esos mismos medios informativos en los años 90 su otrora jefe político, el ex Gobernador Pedro Rosselló. Sin embargo, mientras más Rivera Schatz acusa a los medios de perseguirlo, más se siguen destapando escándalos en su entorno y entre sus amigos cercanos como Edgar Santana, Héctor Martínez, 'Coquito' y otros.

Este entuerto llegó a un punto climático que ni en el realismo mágico de los mejores escritores latinoamericanos se logra encontrar cuando Rivera Schatz, amparado en la inmunidad parlamentaria, usó su turno en el Senado para arremeter contra los Ferré Rangel a los que acusó de aportar dinero al hoy convicto ex senador Jorge De Castro Font.

Parecía irreal ver al presidente del Senado denunciando un aspecto de la corrupción que la prensa ha venido fiscalizando por años: las contribuciones a los políticos. Y más irreal parecía la acusación de que los dueños del medio que más ha criticado el inversionismo político en las últimas décadas, fueran también inversores.

Eso no se quedó ahí. Cual si fuera la técnica del vuelco de la tuerca que usan los cuentistas y novelistas para traer nuevas historias, los Ferré Rangel recurrieron a la muñeca. Usaron al programa televisivo de chismes de La Comay, el mismo que los critica desde hace años, para defenderse. Mandaron a su portavoz José 'Pepe' Serra para que le explicara a Kobbo Santarrosa del Canal 4. Perdón, no a Kobbo, sino a La Comay.

Y como en todo cuento, lo mejor se quedó para el final. Serra tambaleó y hasta se incriminó al decir que había llevado dos donativos en efectivo por encima del límite legal a la oficina senatorial de De Castro Font, dejando más preguntas sin contestar que las mismas que no contesta el presidente senatorial.

Y viendo todo lo que aconteció se me ocurre presentar diez posibles lecturas de esta novela:

1. No hay duda de la excelencia en el trabajo del periodista Israel Rodríguez Sánchez, que se reafirma en la falta de respuestas de Rivera Schatz - El periodista de El Nuevo Día ha hecho y está haciendo un trabajo periodístico excelente al destapar la controversia con el cuestionable contrato de Richard Roark Annunziato en el Senado, que defiende a capa y espada Rivera Schatz.

Por las pasadas semanas, Israel ha venido destapando el contrato que se le otorgó a Roark Annunziato. El abogado fue contratado por la Oficina de Servicios Legislativos (OSL) para darle servicios al senador Carmelo Ríos, aunque éste lo desconocía. Luego trascendió que el contrato de Roark Annunziato había sido enmendado para que estuviera adscrito a la Comisión de Seguridad Pública y Asuntos de la Judicatura, presidida por Rivera Schatz.

La investigación periodística de Israel ha sido tan efectiva que ha obligado hasta la Contralora Yazmín Valdivieso y al presidente del Tribunal Supremo, Federico Hernández Denton, a tomar posturas. Y mientras tanto, Rivera Schatz no contesta preguntas. Ese hecho es innegable. Mientras se quede sin contestarlas, el periodista seguirá cuestionando.

2. Rivera Schatz se contradice a sí mismo – El presidente del Senado lleva meses criticando al ex senador Jorge De Castro Font, diciendo que miente, pero ahora le ha dado credibilidad a la lista de sobre 80 empresarios que le dieron dinero, entre los que se encuentra el dueño de El Nuevo Día. Usó el propio testimonio de De Castro Font para ir contra los Ferré Rangel. Y yo pregunto: Dónde está parado Thomas Rivera Schatz? Le creo ahora o no le creo? Cómo es que Rivera Schatz criticó a De Castro cuando el caso de Héctor Martínez, pero ahora le da credibilidad?

3. Una cosa son los periodistas y otra cosa, los dueños de los medios – Esta noticia nos obliga analizar las distintas agendas que pueden haber y que existen entre lo que piensan los dueños de los medios y la labor de los reporteros. Y de esto, se puede hablar por años.

Hay sectores de nuestra sociedad que critican a los periodistas y los acusan de haber sido comprados o que en su ejercicio periodístico se nota la influencia de sus agendas políticas. Dicen que la prensa puertorriqueña mayoritariamente es independentista o popular y anti estadista, lo cual no necesariamente es cierto. Por otro lado, están los que juntan en un mismo barco el estilo individual de cada reportero con la línea editorial de sus respectivos medios noticiosos. Esos son los que dicen que reporteros y dueños de los medios son una misma cosa, iguales, lo que en efecto, no es cierto. Juntar ambas cosas es injusto.

Y por otro lado, están los que apuntan a que los medios utilizan a sus reporteros como parapetos para impulsar sus agendas ideológicas, morales, económicas o políticas. El hecho admitido por Serra de que se aportó dinero a De Castro Font – sea por él o por Ferré – podría servir de evidencia para los que tienen esa teoría. Me pregunto: Qué significado tiene el que un dueño de un medio, un empresario de la industria informativa, aporte a un político? Significa que busca comprar poder político o sencillamente que ejerció su legítimo derecho dentro de un sistema democrático? Significa eso que sus empleados reporteros tienen que cubrir positivamente a ese candidato cuando los reporteros no participan de los negocios que hacen los dueños de sus medios?

4. El Nuevo Día validó a La Comay – Hay que explicar lo desatinado de la estrategia del grupo Ferré Rangel. El medio que creó el Centro para la Libertad de Prensa, el que trajo al liderato de la Sociedad Interamericana de Prensa en la década del 90 para defender la libertad de prensa, y que se jacta de ser el medio de récord del país, tuvo que recurrir a La Comay para defenderse.

Considero que esto es una traición a los propios periodistas de ese periódico porque precisamente es Kobbo Santarrosa quien lleva más de diez años mofándose, burlándose de esos mismos reporteros. También se burla del periódico al que tilda de 'El Huevo Día' por los errores tipográficos que publica. Cómo es que usaron ese programa que representa un menoscabo al ejercicio del periodismo tradicional para defenderse? Entiendo que fueron allí porque los Ferré Rangel reconocen que es el programa de más audiencia en el País, y de paso, le dieron legitimación activa, 'standing' a Kobbo y su estilo. Esto dice mucho de las motivaciones e intereses reales de cada bando.

Y yo, a pesar de lo que puedan decir algunos amigos periodistas, siempre he defendido el derecho de Kobbo Santarrosa a ejercer el estilo informativo que tiene porque la Constitución se lo concede. Una cosa es su derecho a comunicar y otra que no esté de acuerdo con el método que use Kobbo o su estilo. Siempre he sostenido que en su personaje La Comay, Kobbo se atreve a investigar lo que los medios 'serios' no hacen ya sea por vagancia, por falta de dirección adecuada, por escasez de personal o por falta de recursos. El caso más fuerte que reafirma esto es el del asesinato del niño Lorenzo González que no se ha olvidado ante la opinión pública precisamente por los ratings que le trae a La Comay que no cesa de mencionarlo a diario.

5. La estrategia de los Ferré Rangel de usar a Serra como portavoz – Aquí hay que aclarar, porque eso no se contestó en la entrevista en el Canal 4, si Serra acudió como portavoz de los Ferré Rangel y si dio el dinero en su carácter personal o si fue enviado por sus Jefes. El entró en contradicciones al ser preguntado por el actor Héctor Travieso. O será eso precisamente una estrategia para usar a Serra para distanciar a los Ferré Rangel del escabroso asunto de dar dinero a un político? Posteriormente Serra envió una carta a La Comay en la que cambió nuevamente el mensaje para aclarar que los donativos no fueron hechos por él sino por Antonio Luis Ferré. Más confusión.

Conozco a Pepe Serra hace años. Si él iba a ese programa debió haber ido acompañado de abogados para no incriminarse. Su actuación ante las cámaras del Canal 4 no es cónsona con el Serra que yo conozco.

6. Los vínculos económicos de los Ferré Rangel – Esta situación demostró que como hacen muchos empresarios o empresas privadas en Puerto Rico, los Ferré aportan a los políticos. No debe sorprendernos que esto sea una práctica común entre empresarios que entienden que apoyando a políticos les garantiza mantener sus negocios. Lo que hay que preguntarse en este caso, es hasta dónde llega lo legal en ese tipo de relación? Y por otro lado, dónde queda el aspecto ético dado el tipo de labor que realizan siendo un medio informativo?

En los Estados Unidos las empresas periodistas apoyan candidatos y le aportan dinero, pero tienen que decirlo. Algunas cadenas de televisión, como la NBC por ejemplo, prohíben en los contratos de los empleados que aporten. Y yo pregunto: Por qué no se destapa eso mismo aquí? Además, deben los medios aportar a los políticos para luego criticar o publicar cuando estos mismos políticos hacen sus 'fund raisers'?

7. Rivera Schatz lanzó una bola de humo – Hablando ahora sobre las actuaciones del presidente del Senado, no se puede negar que sigue una estrategia bien definida. Podría parecer ilógica según los estilos políticos usuales, sin embargo, predecible. Rivera Schatz hizo lo que tradicionalmente se aconseja y se practica en la política, que es desviar la atención de un asunto y traer otro. Para que no le pregunten del contrato a Roark, primero atacó al reportero que publicó la nota, y luego, tiró la bomba de que los Ferré aportaron a De Castro Font. Resultado: Casi nadie habla del contrato de Roark y sí del dinero que dieron los Ferré.

8. Rivera Schatz se solidifica ante sus huestes – Contrario a lo que dicen algunos analistas políticos de que enfrentarse a un medio informativo poderoso destruirá su carrera, yo opino que esto solidifica la figura de Thomas Rivera Schatz entre sus huestes. En un país machista y en donde escasean líderes, el tener a una persona que dice las cosas de frente sin temor, que enfrenta al poder político tradicional de las clases poderosas, gana adeptos. El presidente del Senado se proyecta como el líder, ocupa el campo y el espacio público, que por ejemplo, no tiene el Gobernador Luis Fortuño. Se ve como hombre fuerte y eso, a la calle le gusta.

Hay que recordar el historial de Rivera Schatz y su estilo a través de los años. Primero apoyó a Carlos Pesquera, luego a Rosselló. Insultó a Fortuño en la primaria, pero cuando ganó la candidatura, lo defendía. Se le puede creer a una persona que no ha sido consistente en sus apoyos? O es que para él, como decía Maquiavelo, 'el fin justifica los medios'?

9. Dónde quedan los gremios periodísticos? Es cierto que las organizaciones periodísticas han salido en la defensa del reportero Israel Rodríguez Sánchez, pero los ataques que lanzó Rivera Schatz en su contra fueron la semana pasada. Hoy se plantea un tema más profundo sobre hasta dónde cubre lo que es la ética y la responsabilidad de los medios.

Oscar Serrano, ex presidente de la Asociación de Periodistas, dijo acertadamente en una red social que los gremios defienden a los periodistas, no a las empresas. Sin embargo, estamos hablando de El Nuevo Día, que el medio que domina todas las agendas de discusión pública en el país. Lo que publica ese diario se discute luego en la radio y en la televisión, y hasta en los periódicos competidores. Por qué no analizar esta situación? Es ético defender a los empresarios mediáticos que son objeto de ataques de políticos? No defendieron los gremios periodísticos a ese mismo periódico frente a gobiernos como el de Pedro Rosselló y Rafael Hernández Colón? O no es acaso una función del gremio denunciar la corrupción interna en los medios, llámese esta el ser un inversionista político, o el recibir financiamiento gubernamental para la operación del medio – como reciben casi todos los periódicos locales?

Otro tema que los gremios podrían traer ante este escenario es la situación actual del resto de la prensa. Qué pasa con los otros medios noticiosos que no hacen investigaciones y optan por repetir lo que dice El Nuevo Día? Por qué no hay más solidaridad entre los medios? Con excepciones como NotiCel y Primera Hora, que es del grupo Ferré, entiendo que son los únicos que le han dado seguimiento consistente al contrato de Roark, pero no veo una investigación organizada que destape la corrupción de los contratos senatoriales.

10. Quién gana y quién pierde de esta pugna? – Creo que pierden los Ferré Rangel que tendrán que dar explicaciones creíbles de por qué aportaron por encima de la ley, dinero en efectivo, en una oficina senatorial.

Pierde el medio en su credibilidad pública porque los dueños, al dar dinero a políticos, les dan también herramientas a los detractores políticos para que sigan criticándolo.

Pierde El Nuevo Día y Primera Hora porque se le hará más difícil fiscalizar, habiendo admitido los dueños que también son inversionistas políticos.

Pierde también el periodismo serio y ético que da espacio y credibilidad a la chabacanería y al chisme.

Pierde el presidente del Senado porque la prensa seguirá investigando hasta que lo agarren.

Siento, a pesar de lo terrible de este tema para el periodismo local, que gana el país. Gana, porque por fin, se destapan muchas de las cosas que pasan entre los círculos de poder y a los que nosotros, el resto de los mortales, sólo tenemos atisbos.

Ojalá esto sirva para que haya más transparencia y honestidad en los procesos. Sólo espero eso.

*La autora es relacionista profesional, ex reportera de El Nuevo Día, y ex presidenta del Overseas Press Club.