Calle 13: el bardo y el héroe
'Canta, oh diosa, la cólera del Pelida Aquileo', declamaba Homero para iniciar los más de mil seiscientos versos de su epica. De este modo, el bardo a quien se le atribuye la composición de la Ilíada propone tres planos semánticos para escuchar su poema: el del heroísmo, el de los dioses y el del poeta como reproductor del canto de las musas.
Sin duda, el del héroe con sus cóleras, sus grandes hazañas, su venganza y su compasión son el plano central: la voz o inspiración del poeta surge como un tributo su heroísmo. Sin embargo, el bardo no pierde la oportunidad de proyectarse en el héroe. Cuando los dolidos aqueos están desesperados perdiendo la batalla, le ruegan a Aquiles que desista de su cólera por medio de una embajada. El bardo nos cuenta que la embajada halló a Aquiles en sus naves cantando poemas épicos a la gloria de otros héroes y llorando, porque —por dignidad— se vio forzado a elegir el destino de morir viejo en su reino; no como héroe en la batalla. Homero es ese Aquiles derrotado, no el que venció su cólera, venció a Héctor y entregó el cuerpo a su padre, Príamo, por compasión. El heroísmo de Homero es la recreación poética de esa memoria.
En la Odisea, Homero enfatiza más aún esta identificación del bardo con el héroe al presentar a Odiseo transformado en el bardo de su propia historia ante la corte feacia. Claro, se trata 'del divino Odiseo, fecundo en ardides' quien regresa del infierno donde Tiresias le reveló su destino. Por seis Cantos Odiseo complace la curiosidad de la corte del rey Alcínoo con el relato de sus naufragios después de haber partido de Troya. Sin embargo, las hazañas que canta Odiseo parecen más aventuras de las Mil y una noches: Cíclopes, Sirenas, dragones de dos cabezas, hechiceras que convierten a los humanos en cerdos y claro está! una visita a las puertas del Hades.
Recuerdo todo esto que he aprendido de mis profesores cuando contemplo el vídeo 'Adentro' de Calle 13 y Cacho López. Debo decir cuando escucho la canción y veo el vídeo. Me explico.
El video empieza presentando en escena una ganga de jóvenes bien armados —uno de ellos parece adolescente—, seguido por la imagen de un Maserati que transita por las calles de un barrio pobre; esto como antesala a la letra —el rapeo— que no es otra cosa que una respuesta al debate quijotesco entre las armas y las letras. Un discurso clase media, de urbanización en su sentido boricua y de jaibería que utiliza su palabra como arma para vencer al rival, representado por ese ejército juvenil. Para Calle 13, las palabras son como aquel 'cañón del futuro' al que le cantaba Silvio Rodríguez. En el vídeo, 'las letras' están representadas por la ganga de músicos armados de instrumentos de viento, a lo Willie Colón, parar enfrentar en duelo a 'los matones'. No hay disparos ni los músicos interpretan, tampoco bailan como en West Side Story.
Si escuchamos, la lírica nos dice que su rival no está armado como los jóvenes del video, sino que es un 'raperito maleantoso' con 'pístolas de fantasía'. Es decir, una típica tiraera retórica a imitación de la mejor 'controversia jíbara'. Controversia jíbara a lo siglo veintiuno que se propone como imagen mimética de la violencia física del punto.
Quién triunfará en este choque de titanes: el héroe épico encarnado por el joven del punto o el Homero en el mic con su puntería? El vídeo propone distorsionar la retórica de Homero y de Cervantes mezclándola con la retórica rapera que 'hace indistinguibles' las figuras del bardo y el matón. El bardo se presenta como un Mohamed Ali quien 'floats like a butterfly, and stings like a bee'.
Pero este rapero no es como los otros: en 'Adentro' se confiesa como un sujeto radical y contradictorio, que confiesa y se arrepiente por sus errores. Sin embargo, en el vídeo declama su honesta confesión mientras le cae a batazos a un Maserati que, según la letra, había comprado 'Antes de entender la desigualdad de las personas'. Así desata la rabia contra su inconsciencia, al tiempo que ejecuta una simbólica rebelión contra el mundo materialista y el crédito bancario y performea un genial acto propagandístico.
Qué es el Maserati? En la primera parte del vídeo, parece personaje misterioso al que le entregan joyas y armas cuando pasa por la comunidad. Según esta narrativa, destruir el Maserati es caerle encima al bichote del punto? un acto de rebelión contra los narcos? Resulta demasiado sencillo reducirlo a esa mirada realista. El vídeo lo propone como alegoría. Residente ha recibido un bate de Willie Mays y viste la camisa de Roberto Clemente: su furia es la continuidad del Black Power del siglo pasado. Pero qué es el Maserati? a quién destruye cuando lo golpea?a quién quema? Al bichote, a la industria, al capitalismo o a los banqueros?
La respuesta es obvia: a todos los anteriores. Y el acto simula un desesperado grito de rebelión. Por eso, el quién importa menos, lo que brilla es el cómo: la intersección de planos que se presentan como mensaje justiciero. Los bardos —músicos y videoartistas— son sus portadores: mesías que anuncia el fuego destructor. Moisés desdoblado en maleante callejero para quien el mundo y el futuro comienzan y terminan en su esquina.
Si el Maserati representa las fuerzas del mal, el bardo con el legado de Mays y Clemente es el nuevo héroe que dirige y desata la furia vengadora y regeneradora. Esta es la retórica del rap en la que el bardo asume como suyo el discurso violento del héroe en su controversia retórica y la diferencia entre ambos se torna borrosa. Quién se viste cómo quién? El rapero como el maleante o este como la estrella pop? Hasta qué nivel el discurso de uno reproduce la violencia del otro? La condena, la retrata, la musicaliza, la parodia, la celebra? La circularidad discursiva del rap y el hip hop provoca pensar que son muchos los agentes catalíticos de la guerra y la poesía. Homero no es Aquiles, pero Ali era rapero. Y Calle 13?
Por suerte Viral no termina con este fuego. El CD, cargado de la rabia de un Aquiles a quien le han matado a Patroclo, también habla de resistencia: de un 'Aguante' que recuerda la Yerbabruja de Corretjer. 'Aguante' que incluye un debatible listado de males y de malvados. 'Aguante' como resistencia 'revolucionaria'. 'Aguante' que al enlistar tantos demonios parece desmentir la llegada del Apocalipsis. O la reitera? Cúantos 'Apocalipsis' tiene la Biblia? Sobre todo, 'Aguante' que se propone como el clamor de los santos para que cese la cólera de dios.
'Aguante' que precede la iluminación del universo cuando es reflejado por los 'Ojos color sol', como un tributo a la Nueva Trova. Por controversial y problemática que sea la inclusión de Silvio Rodríguez, el tema trasluce lo que quiero pensar como un honesto guiño de esperanza, un acto de fe. A fin de cuentas, al bardo cubano lo estremecían más los 'ojitos divinos' de su hija que los de las heroínas épicas de la Historia. En deleuziana interconexión, los 'Ojos color sol' de Calle 13 reflejan la esperanza del amante, quien va como la luna 'siguiendo [las] pupilas' que nos librarán del 'despojo' y harán que 'los banqueros [den] viviendas y cobijas' (frases introducidas por Silvio).
Ángel del amor que posibilita la continuidad del universo en el que 'la única verdad absoluta es que cuando naciste tú a los árboles le nacieron frutas'. La verdad más obvia, la verdad más bella.
*El autor es es profesor de Literatura Puertorriqueña y Caribeña en la Universidad de Puerto Rico. Tomado de 80 Grados.