Los 10 de la salsa, segundo set
Antes de continuar con el listado, un repaso: el balance de los cuatro discos anteriores celebra por demás la libertad expresiva y creativa y sus vacilones rítmicos desarrollados durante el boom inicial de la salsa. Tres de los cuatro discos se destacan por el protagonismo del virtuosismo que la salsa integró a la base de ritmos cubanos y puertorriqueños para convertirla así en una gran fiesta musical de contrapuntos y expansiones. No obstante, esta llamada 'expresión libertaria'1 iba de la mano del afinque de la percusión y de los amarres en los arreglos, que incluso fue lo que se impuso a la larga, según la salsa fue entrando en años. Este set no es para complacer a nadie, como harían algunos grupos de jazz, sino para continuar la conversación 'con la mayor elegancia'.
Asalto Navideño
De los músicos identificados con el boom salsero, Willie Colón es quien se puede decir que nació con la salsa. Con escasas incursiones en el bugalú como parte de sus primeros discos y con ninguna grabación anterior con las big bands de 'los tiempos del Palladium', los discos del niño malo se identifican principalmente con la explosión que adoptó el signo de la salsa. En ellos Colón, junto a Héctor Lavoe imprimieron la continua experimentación rítmica y el sonido callejero y estridente como marcas distinguibles de las agrupaciones salseras frente al anterior sonido cubano de Nueva York.
Apropiándose, al estilo mafia italiana, de las calles nuyorquinas con combinaciones rítmicas como 'Che che colé' y 'Ghana'e', junto a 'Juana Peña' y 'Ah ah oh no', el dúo Colón/Lavoe fue expandiendo su zonas de influencia hasta que alcanzó su Asalto Navideño (1972). Identificando la salsa como 'música típica navideña', el trombón de Colón y la voz ajibarada de Lavoe establecieron definitivamente que la salsa es música puertorriqueña. Para ello, partieron de un tema de los hermanos Morales (apropiado con el sospechoso D.R.) y un 'Popurrí navideño', para asegurar que '[cada] Navidad vamos a gozar' con 'Aires de Navidad' y 'La murga', porque 'para ti traigo la salsa'. Y por si alguien se pica, el dúo se despide aconsejando al son de plena: 'Vive tu vida contento / que así vivirás muy bien'.
Barretto
En 1972 Ray Barretto grabó no uno sino dos íconos de la salsa en un mismo álbum: 'Que viva la música' y 'Cocinando'. Para mí, la segunda es la mejor pieza musical de la salsa: su cadencioso ritmo, su armonía impresionante y su descarga de timbales, bongós y conga encabalgan la música cubana, el jazz con las variaciones que le dieron los caribeños nuyorquinos, de manera que no se siente la ausencia del vocalista. Creo que por eso 'Cocinando' es el tema que sirve de melodía para introducir el gran documental de la salsa: Our Latin Thing / Nuestra cosa latina (1972). 'Que viva la música', además, es una hecatombe salsera con cantos a la negritud, desde el legendario 'Bruca Maniguá', del inigualable Arsenio Rodríguez, y 'Alafia Cumayé', del no menos legendario Catalino Curet Alonso, cantos al amor —'Triunfo el amor' y 'El tiempo lo dirá'—, a la música y al juego en sus erosiones infantiles y eróticas, pues 'Mamá no quiere que yo juegue a la pelota'. Sin embargo, luego de este gran éxito discográfico Barretto sufrió la deserción de sus 'compadres', Adalberto Santiago y Orestes Vilató, y posteriormente de su nuevo cantante Tito Allen, dejando al 'Indestructible' angustiado por completar su sonido con una voz que imprimiera nuevamente su signo en la orquesta. Pero si alguien 'decía' que 'no [podía] ser, que lo [suyo] pasó', Barretto regresó armado de una combinación única en la salsa en su producción Barretto (1975).
El abatido 'hijo de Obatalá', aquí 'vino pa' echar candela', cantando a dúo con las voces de Tito Gómez y Rubén Blades al 'Guararé' de Pastorita para conquistar el mercado latinoamericano con la 'música del mundo elegante, el pobre suburbio y del bulevard'. Y para conquistar el imaginario puertorriqueño se valió de una composición de Catalino Curet Alonso, con el testimonio fundacional de 'Testigo fui'. El disco culmina con la combinación de la lírica de Blades y la explosión percusiva de Barretto en 'Canto Abacuá': himno cuasi religioso que amarra el disco en sus conexiones y extensiones musicales, culturales y caribeñas. Y para que quede claro la carátula presenta a Barretto vestido de rojo, con cuatro congas rojas en tributo a Changó.
Siembra
Si muy bien Barretto fue el álbum de mayor venta de la Fania por unos años, no obstante puede pasar a la historia como el disco que no incluyó 'Pedro Navaja'. La grabación de Barretto le abrió camino a quien esperaba su turno en el 'dug out' de las oficinas de la disquera, componiendo éxitos para otros vocalistas como 'Cipriano Armenteros', 'Las esquinas son' y 'Guaguancó triste'. Rubén Blades primero saltó al ring como solista, con la producción de Willie Colón, Metiendo mano (1977) con 'Pablo pueblo', 'Según el color', compuestas por Blades, y 'Plantación adentro' de Curet Alonso.
Sin embargo, fue su segundo disco con Willie, Siembra (1978) el que lo estableció como la figura salsera que se le conoce hoy, con su pieza distintiva: 'Pedro Navaja'. La historia del trágico, héroe popular puso a bailar a jóvenes y menos jóvenes en salas y marquesinas a lo largo de todo el continente americano: es el éxito salsero de mayor alcance trazando un puente entre música popular y literatura, que destacarán las composiciones de Blades y entusiasmarán a otros a continuar su ejemplo. Hay que destacar que la narración sobre el maleante callejero en su encuentro trágico con su Némesis brechtiano, la prostituta, requirió de la osadía de Colón y del fenomenal arreglo de Luis 'Perico' Ortiz'.
A partir de Siembra Blades creció hasta establecerse como el vocalista de mayor trascendencia de la salsa, obteniendo éxitos discográficos y premiaciones de todo tipo por las siguientes tres décadas. Si bien sus grabaciones junto a Colón son un punto de partida esencial, la formación de 'Seis del solar' también establece un sello importante en la salsa. Prescindiendo de los vientos y con sonidos electrónicos, 'Seis del solar' reajustó las sonoridades salseras y con Buscando América lanzó al mundo una joya discográfica tan o mejor lograda que Siembra y que compite con Planté bandera. Y como si fuera poco, incorporando nuevamente los trombones, los ahora 'Son del solar' regresaron a sus Antecedentes: cantándole al 'barrio de Panamá', que bien pudiera ser de Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Colombia, Venezuela y, por qué no, Nueva York.
El bestial sonido
Si por algo es conocido Richie Ray, por encima de sus muchísimas exquisiteces, es por su 'sonido bestial'. Con su destacado virtuosismo al piano, la claridad vocal de Bobby Cruz, el timbre de los platillos y la brillantez de las trompetas, la bestialidad de Ray juega con ser el 'Stravinski' de la salsa para establecer lo que pudiera llamarse su estilo cariclásico2. Pensar en este disco me rompe la cabeza. Titubeo, vacilo, tiemblo, bailo y lo propongo reconociendo mis contradicciones. Aquí no sabemos si la voz protagónica es la de Bobby Cruz o la de la Vimari, que suena mayormente en los coros. Por ejemplo: qué se recuerda más de 'No tin pena': los soneos de Bobby Cruz o el timbre de la Vimari en el coro? Y pa' joderte, el disco continúa con una canción que te incrusta en el oído su 'ahí Vimari' ('La Vimari'). Como si fuera poco, El bestial sonido de Ricardo Ray y Bobby Cruz (1971) demuestra que la salsa se nutre de apropiaciones que van desde James Taylor —'Fire and Rain'— y Carlos Gardel —'Volver'— junto a la insuperable interpretación de 'Señora', de Joan Manuel Serrat. To' esto es un LP que alterna continuamente ritmos en un mismo número, como si jugara con los tempos de las sinfonías para proponer, en una especie de concierto sinfónico, que 'Cha cha huele a Changó'3: tema a tres movimientos que antecede a la hoy consagrada 'Misa negra' de Chucho Valdés e Irakere.
Hommy
'Mi negro Hommy, mi negro Hommy', así acentúa, desde sus inicios, su fuerte identificación afrolatina la ópera de la salsa: Hommy. Con una combinación de estrellas, en un 'evento' de aspiraciones performáticas de inigualable magnitud en la salsa, Larry Harlow —junto a Henny Álvarez— marcó un hito en la historia de la salsa con una especie de épica popular, que precisamente lamenta la imposibilidad de las profecías salvadoras (o la celebra, Juan Carlos?)4. En este sentido Hommy sería un antípoda del Arsenio a quien 'todos buscan y todos llaman' en el tributo. Por cierto, en términos de destacar la deuda definitiva de la salsa con Arsenio y la música cubana, al tiempo que se marca sutilmente la diferencia (el 'nuevo ritmo' de Arsenio se presenta como 'viejo' en 'Tumba y bongó'), Tribute to Arsenio Rodríguez (1971) debe considerarse superior a Hommy. Sin embargo, Hommy resulta un acontecimiento inolvidable por sus pretensiones y sus combinaciones artísticas. Valga destacar la introducción de Junior González, unido a los ya establecidos Pete 'el Conde' Rodríguez, Justo Betancourt, Cheo Feliciano, Adalberto Santiago y la entrada en la escena salsera de Celia Cruz.
Celia <><>& Johnny/p
pCelia Cruz fue de esas estrellas cuyos éxitos estuvieron distribuidos en casi todos sus discos. Es difícil escoger entre sus discos, así como también lo es la selección entre las muchísimas grabaciones de Pacheco con Justo, el Conde, Héctor Casanova, entre otros. Porque marca la entrada definitiva de Reina Rumba a los mercados de la salsa escojo Celia <><><><><><><><><><><><> Johnny (1974). 'Si quieres gozar, si quieres bailar, quinbara cumbara cumba quimbamba', con fraseos magistrales como este Celia se comió la escena salsera desde Nueva York hasta África mientras era la figura estelar de la Fania All Stars. La relación entre el dominicano y la cubana fue la que más se afincó el tumbao y las sonoridades cubanas en las orquestas de Nueva York del período salsero. Pero, no por eso se conformaron con tocar guaguancós y guarachas sino que le metieron a la bomba, 'No Mercedes' y en otros discos al merengue: 'debajo de la cama está el guabá'. De hecho, Celia es la cantante cubana que mejor le mete a otros ritmos caribeños, como lo demuestra con extrema sabrosura en They Only Could Do This Album (1977), junto a Willie Colón, grabación que sin duda compite con la de Pacheco. Pero ésta no se limita a los temas señalados, sino que incluye 'El Idé', de Tite Curet, 'Toro mata' y 'Lo tuyo es mental', temas que lanzan el puente de Celia con su pasado en La Sonora Matancera. De hecho, son las grabaciones de Celia con Pacheco las que mejor dan continuidad a la cadencia cubana en la salsa./p
pWith A Little Help of My Friend/p
pLa salsa hubiera sido otra cosa sin la presencia de Catalino Curet Alonso With A Little Help of My Friend (1973) no sólo es un homenaje de su genialidad lírica sino de su excelentísima calidad humana. Con una de las muchas apropiaciones salseras de lemas, imágenes, ritmos y canciones de todas partes, esta colaboración entre el compositor y Cheo Feliciano es una pieza de coleccionista. Una de sus pocas debilidades es no tener 'Anacaona' sino su 'reproducción' en 'Naborí'. No obstante, su reiteración del tema taíno acompañado de soneos africanizados —recordemos que Anacaona 'fue buena negrona', según Feliciano—, junto a boleros inolvidables 'hace furo' con 'Salomé', cantando un 'armonioso son' con 'la sabrosa elegancia que en la manigua sonó con un ritmo de melaza que hasta el blanco lo bailó'. Habrá quien considere, con mucha razón, que el álbum Cheo (1976) es el mejor de Feliciano, porque ahí 'pa que afinquen' no solo se 'trae un son' sino que se viene con la 'Mano caliente', 'Ese es el guaguancó', 'Anacaona' y 'Franqueza cruel': todos igualmente de Curet Alonso. En homenaje a don Tite cierro aquí mi listado./p
pEncore/p
pNo me puedo ir sin reconocer mi ansiedad por lo que dejé afuera. Tal vez debí extender más mi lista a quince o veinte, pero realmente ya basta. No obstante, reconozco la ausencia de Ismael y Cortijo. Su Juntos otra vez (1974) los puso en órbita en pleno auge de la salsa que ellos precedieron. Esto sí es lo mío (1978) y El sueño del maestro (1980) son puntos apartes y muestras de que Maelo y Cortijo continuaron cada uno siendo únicos en su clase. Son muchos otros los que descarto de esos años: Bobby Valentín, Roberto Rohena, Ismael Miranda, La Sonora Ponceña, Raphy Leavitt, Willie Rosario y no olvidar a los Lebrón Brothers y Batacumbele. También reconozco mi preferencia por la salsa de los setenta y el abandono de la de los ochenta: Lalo Rodríguez y Eddie Santiago sumaron adeptos y adictos a algo que fue mucho más que mera 'salsa romántica' o 'salsa monga' como muchos les gusta llamar y Cano Estremera sentó cátedra como sonero. Pero debo decir que los ochenta estuvieron protagonizados por Blades y por un chamaco que se inició bien jovencito, un erudito del soneo, pero que da la impresión que grabó el mismo disco muchas veces: Gilberto Santarrosa. Ah, a excepción del dedicado a Tito Rodríguez: A dos tiempos de un tiempo (1992)./p
pY El Gran Combo?/p
pNo, no se me olvida el Gran Combo. Por algo mi reflexión parte de su cincuentenario; y para guardarlo a modo de coda es que he eludido su mención a lo largo de los dos sets. Cuál disco del Combo recuerdan más? Apuesto que de hacerse una encuesta las primeras cinco o hasta diez personas nombrarían uno diferente. Cincuenta años es mucho y, son muchas las grabaciones doradas de quien es la principal contraparte salsera a las experimentaciones de figuras como Eddie Palmieri por asentar su música al gusto del bailador. Pero más que destacar algunas de sus producciones, quisiera resaltar un aspecto, creo yo, poco reconocido del Combo: su experimentación. Partiendo del maestro Cortijo, el Combo dio continuidad a la columna vertebral de la salsa: conga, timbal y bongó al centro. De ahí, el Combo nos puso a gozar con el bugalú, hasta cantando en inglés, y marcó —en medio del la fiebre nuyorquina— su identificación con Mama África: Miriam Makeba y su 'Pata pata'. En Boogaloos con el Gran Combo, además también se vacila con este ritmo cuando sugiere que aquellos que 'no saben del son' 'baila[n] bugalú'. Como si fuera poco, Rafael Ithier y su Combo pasearon por toda América Latina (y gran parte del mundo) cantando sus ritmos y canciones —tangos, merengues, boleros, cumbias, llaneras, ballenatos, números de Benny Moré, Arsenio y Los Muñequitos de matanza (lamentablemente nunca han ido a Cuba)—, expandiendo las fronteras de la música que se puede tocar como salsa. Coqueteos y apropiaciones que posteriormente incluyeron la balada; ups! casi se me olvida que en los sesenta el Combo grabó 'Dama dama'. Sin duda, los discos que más aprecio son los del periodo de Andy Montañez —'quién se olvida de la veinticinco y su callejón?'—, pero qué serían los ochenta sin 'Goyito Sabater', 'Amor brutal', 'Timbalero', 'Y no hago más na' y 'La fiesta de Pilito'. Para culminar, a su menú se le añadió en el siglo veintiuno un 'Arroz con habichuelas' que le ronca a los mejores.
Acángana! Debo terminar, aunque mi deseo es continuar dialogando. Pero mejor lo dejo para mis respuestas a los comentarios, donde espero que 'sigamos vacilando'.
1. Para parafrasear a Ángel Quintero Rivera. Aprovecho para reconocer mis deudas con autoridades referenciales sobre el tema: en primerísimo lugar César Miguel Rondón, EL libro de la salsa: crónica del Caribe urbano, Caracas, n.d., 1980; Ángel Quintero Rivera, especialmente Salsa, sabor y control. Sociología de la música tropical, México, Siglo Veintiuno, 1998; Frances Aparicio, Listening to Salsa: Gender, Latin Popular Music, and Puerto Rican Cultures, Hanover, Wesleyan University Press, 1998; Juan Carlos Quintero Herencia, La máquina de la salsa: tránsitos del sabor, San Juan, Ediciones Vértigo, 2005; Hiram Guadalupe, Historia de la salsa, San Juan, Editorial Primera Hora, 2005; Olavo Alén Rodríguez, De lo afrocubano a la salsa: géneros musicales de Cuba, San Juan, Editorial Cubanacan, 1992; Juan Flores, '‘Chachachá con un backbeat': canciones e historias del bugalú', Bugalú y otros guisos, San Juan, Ediciones Callejón, 2009; los artículos de Peter Manuel y Jorge Duany y las tesis doctorales de Marisol Berríos-Miranda, The Significance of Salsa Music to National Pan-Latino Identity, University of California, Berkeley, 1999; y Marisol Negrón, Salsa as Commodity and Cultural Signifier: An Analysis of Nuyorican Musical Form, Stanford University, 2007; la revista cibernética, Herencia Latina, y los innumerables locutores y programas radiales que trabajan la salsa. También aprovecho para corregir el imperdonable olvido en 'el primer set' de no haber reconocido mis conversaciones con Hiram Guadalupe como parte de las que me ayudan a conformar mi opinión. []
2. Un estilo que rinde homenaje, al tiempo que caribeñiza 'con cuero y palitos', la música orquestal europea, llamada 'música clásica' []
3. Le debo a mi hermano Ricky esta observación []
4. Ver Juan Carlos Quintero Herencia, '‘Hommy': el misterio del tambor', en La máquina, 242-258 []